Lamborghini

“Lamboghini ha desvelado en el Salón de Ginebra su espectacular Centenario (4,92 metros de largo y 1,14 de alto), un súper deportivo biplaza de producción limitada a 40 unidades, disponible en carrocerías coupé y descapotable roadster (20 de cada). El coche conmemora e centenario del nacimiento de Ferruccio Lamborghini, fundador de la marca, y cuesta 1,75 millones de euros antes de impuestos, aunque todas las unidades ya están vendidas.

Disponible en manos de sus clientes a partir del próximo otoño, se trata del primer Lamborghini con eje trasero direccional, para ganar agilidad tanto maniobrando como yendo a ritmo fuerte. Además, su motor de gasolina V12, común a modelos como el Aventador o el Veneno, alcanza una rotación de 8.600 rpm y rinde 770 CV, la potencia de serie más alta en la historia de la marca. Logra un sprint de 0 a 100 km/h de 2,8 segundos y de 0 a 300 km/h de 23,5 segundos, mientras que la velocidad máxima rebasa los 350 km/h“.

No sé si me sorprende más el precio del vhículo (cercano a los 300 millones de las antiguas pesetas) o el hecho de que las 40 unidades que se prevé fabricar, ya estén vendidas en su totalidad. Bueno, puede uno admirar el automóvil que nunca conducirá sin excesiva envidia, sana o insana, porque la realidad es que tanto caballo suelto es un peligro, además de que es probable que los recambios no se encuentren con facilidad en el concesionario de la esquina. Lujo para quienes entienden que alcanzado todo lo necesario, nada resulta más imprescindible que lo superfluo, pero que tal vez nunca disfrutaron el placer, inmensamente más barato, de un bocadillo de panceta frita junto a una “Vespa” de cuarta mano y desde la satisfacción del anonimato. al final, como sucedía en el cuento, el hombre feliz no tenía camisa.