Lamentaciones tardías.
Habría querido tomar tu mano
y no soltarte por una eternidad,
bañar mis ojos siempre de los tuyos,
tallar en mi memoria un tiempo más.
Pero en este mundo de instantes raros…
Las flores más bellas se marchitan al mirar.
Cada silencio llevaba tu nombre,
cada palabra el adjetivo eternidad.
En la intimidad de mi alma vi la tuya,
desnuda estabas de la mentira del actuar.
Pero pedir tanto de tan poco es arriesgarse,
es aprender a morir y comenzarse a lamentar.
Habría encontrado quizás la vida,
entre tus brazos un nidal,
allá, en el arroyuelo dulce de tus labios,
quizás el más fresco y puro manantial.
Pero buscar no siempre llega al encontrarse,
a veces buscar es solamente dar un paso más a lo irreal.
Y si tan solo hubiese caminado sin pensarlo,
sin desearte mientras deseaba un poco más,
sin amarte tanto hasta llegar a eternizarlo,
sin esperar de ti lo que no podrías dar…
Entonces habría podido sin duda el evitarlo,
el mundo quizás no sería hoy tan mal lugar.