¿Cuánto tiempo pasamos lamentándonos de tantas cosas? ¿Cuántas energías perdemos en quejarnos de cómo, cuándo y por qué? Lo que está claro es que el tiempo pasa, y no se recupera. Cada segundo que perdemos descontentos, molestos y quejosos, es tiempo perdido.
Las redes sociales no dejan de ser un espejo de la vida. No soy ningún experto (nada más lejos), pero el tiempo que llevo en ellas he apreciado la cantidad de quejas, y de lamentaciones (más que las de Baruc), y cuánto talento se pierde en ellas.
Innovar, compartir, animar, modelar… son actitudes mucho mas eficientes que la mera queja o crítica. Hay tantos usuarios que aportan tanto, de los que se aprende tanto, que ni hay tiempo para interiorizar todo lo que comparten. Aquellos que te alegran el día, los que te empujan a ser más positivo, los que te animan a mejorar, los que te enseñan, esos son los que hacen crecer, y los que consiguen que sumergirse en éste mundo 2.0, sea una aventura apasionante. A todos ellos, mi gratitud.
Me importa poco el número de seguidores que cada uno tenga, la influencia mediática, sus conocimientos.. lo que importa es la persona que hay detras de cada cuenta, sea en el medio que sea (blog, twitter, facebook.. etc).
Espero devolver lo que recibo de ellos, de la misma forma, aportando, compartiendo y aprovechando éstas fantásticas herramientas que hemos tenido la suerte de poder vivir (imagina hace 30 años lo que hubiesen pensado de ellas), para contribuir a que el mundo sea algo mejor, y no un pesado rosario de lamentaciones.
Gracias a todos los que me ayudais a ello.