Según los últimos datos recogidos por el INE en la 'Estadística sobre Recogida de Residuos Urbanos', en España se recogieron en 2020 un total de 485,9 kilogramos de residuos urbanos por habitante, un 0,4 por ciento más que en el año anterior. De estos, 391,3 kilogramos por persona y año correspondieron a residuos mezclados y 94,6 kilogramos a recogida separada. Cada español genera al año 524 kg de residuos urbanos, cifra que aumenta un 6 por ciento anualmente.
Ciertamente la basura es un problema que cada año va creciendo en número de kilos y que, siguiendo una estela de búsquedas más sostenibles con la naturaleza, cada vez nacen más métodos para lograr dos cosas: que los restos contaminen menos y que estos puedan tener una segunda vida.
Landfillsolutions es una empresa de capital 100% español que actúa en el mercado internacional y que, poco a poco, se va consolidando dentro de la dinámica de este sector. Sin embargo, explica su CEO, Daniel Anka Santos, “lo que como empresa nos interesa transmitir es REVALUO, un concepto que integra varios procesos para la gestión del modo más eficiente, efectivo y ecológico posible en la actualidad”. REVALUO obtiene mediante un proceso de termodescomposición o de hidrólisis todo el rendimiento que se pueden obtener de los residuos, ya sea en el proceso de gasificación para generar electricidad, como sacar hidrógeno u obtener biofuel o etanol en función de la composición del residuo a tratar y todo ello prácticamente con emisiones cero.
Las tendencias llevaron hace años al CEO de esta empresa a buscar la correcta gestión de los residuos en otra de sus actividades: la demolición: “A partir de ahí las oportunidades surgen y mi deseo de dejar un mundo mejor y orientar a futuras generaciones en aspectos medioambientales hizo el resto. Con sangre extremeña en las venas me propuse conquistar tierras lejanas con proyectos diferenciadores y estamos en ello desarrollando plantas en Kazajistán, proyectos en India, Arabia Saudí, Congo, Ruanda, Bulgaria, Colombia, etc. y participando en concursos en otros países como Ecuador, Panamá, y Ghana por citar algunos. Además, en España estamos activamente presentándonos a las administraciones locales, Ayuntamientos, Diputaciones, Mancomunidades, etc.”, explica Anka.
En esa búsqueda de aportar un granito de arena en cómo se gestiona actualmente la basura está este empresario que no duda de una gran verdad: “queremos ser verdes pero no tenemos capacidad para ello”. Aunque lo matiza: “si tenemos capacidad para serlo pero el problema reside en la falta de voluntad política para promover el cambio a lo que se suma el poder de los lobbies de las mal denominadas energías limpias y renovables (eólica y solar). Estas son intermitentes y condicionadas por circunstancias climatológicas. Durante mucho tiempo han vivido de la subvención, desincentivan los trabajos en el campo y realmente no ayudan lo suficiente a la descontaminación y la reducción de emisiones de gases. Veremos en pocos años toda la problemática que llegará con el tratamiento de esos paneles obsoletos y las aspas de las turbina”, se lamenta el empresario.
La situación a nivel mundial
Como cabría esperar esto no es un problema que afecte sólo a España o a la UE, es algo global por lo tanto lo que Landfillsolutions hace no es nuevo a nivel internacional aunque en España sí sean los que han abierto la veda a buscar otro tipo de soluciones mucho más sostenibles, eficaces y limpias con el medio ambiente. “Actualmente hay más de 40 plantas en funcionamiento en EEUU, Australia, Turquía, Aruba, Eslovaquia y nuestra planta, que se encuentra en fase de proyecto y planificada para iniciar la producción en 2022, en Kazajistán. Esperemos que pronto podamos poner en marcha alguno de los proyectos presentados en España”.
Ser verde, el objetivo
Daniel Anka es empresario y busca como tal una rentabilidad en sus negocios pero con un objetivo muy claro y del que parte la idea de emprender en este mundo: ser verde. “Tenemos una triple motivación medioambiental. Lo primero creamos un proyecto 100% respetuoso con el medio ambiente ya que nuestras emisiones son mínimas (emitimos 1.500 veces menos CO2 que un vehículo híbrido en circulación urbana media). Con nuestro proceso planteamos un reciclaje total a partir de un sorteado manual y mecánico para obtener una fracción resto con los residuos no valorizables con los que fabricar un pellet que es el que procesaremos en nuestra tecnología, la meriólisis, para obtener el producto final (biogas o biofuel). En tercer lugar, somos capaces de recuperar un vertedero dejándolo en su estado original y evitando los riesgos que conlleva y la doble contaminación que emite, ya sea por emisiones de metano o por filtraciones de lixiviados”, explica. “Y todo esto ofreciendo empleos de calidad, generando una industria paralela para el mantenimiento y comercialización de materiales reciclados”, puntualiza.
El futuro de las basuras pasa por tener procedimientos como este o similares
Daniel Anka no alberga ninguna duda sobre que, con el tiempo, este sistema dejará de ser una novedad para ser la norma: “Creo que nuestra tecnología es parte de la solución que nos hará ser independientes energéticamente, primero porque genera un empleo de calidad y que podrá devolver la producción agraria a nuestra España vaciada impulsando así la economía que debe ser transformada antes o después. Además es que tenemos que entender que no podemos seguir enterrando recursos, arrasando el campo con placas o molinos. Hay empresas y emprendedores que queremos ofrecer una alternativa a los lobbies energéticos, incluso generar mercados alternativos en medios rurales o entornos urbanos en donde las grandes empresas no ven rentabilidad”, sostiene.
La labor de los políticos en impulsar estos cambios
Daniel Anka reconoce que, a pesar de que muchos les escuchan, las complicaciones son diversas. “En general les suena bien cuando logramos llegar a tener una conversación con los políticos o con los operadores, pero los actuales pliegos no fomentan el residuo cero y eso no favorece el cumplimiento de la normativa europea que quiere reducir el depósito. El coste operativo con nuestra tecnología es mayor que el actual, ya que empujar a un monte es bastante barato y el tener que hacer inversiones es otro de los hándicaps que ven las empresas que actualmente gestionan los Centros de Transferencia de Residuos (CTR) o los depósitos finales”, se lamenta. “Nuestro plan de negocio indica un retorno de la inversión menor a 8 años, reduciendo la tasa municipal por depósito que se paga actualmente por los municipios y sin ningún tipo de ayuda pública (cuando sabemos que están muy subvencionadas estas instalaciones) por lo que invito a cualquier interesado que visite nuestra web www.landfillsolutions.eu/es y se ponga en contacto con nosotros y le podremos realizar una simulación real de su posible gestión”, concluye.