
Iba a escribir sobre otra cosa, pero la muerte de Alfredo Landa me ha dejado afectada y triste, así que he decidido dedicarle al difunto estas líneas. La defunción del actor no nos ha pillado por sorpresa a ninguno, con 80 años y una enfermedad que le había retirado hace años de la gran pantalla, bastantes eran los que le daban por muerto ya, y cuando han leído la noticia en Twitter se han apresurado a mirar si la fuente era Tony Cantó habitual en la publicación de obituarios caducados. Aclararé de antemano que no me une ninguna relación personal con el fallecido ni con nadie de su familia, así que el pesar no está justificado por esa parte, pero que de alguna forma, inexplicablemente, lo percibo como un abuelo del que he oído contar sus batallitas una y mil veces en formato de película.

Por suerte, luego tuve la oportunidad de revisar sus inicios, con la sobresaliente 'Atraco a las tres', de José María Forqué, o esa joya de nuestra historia cinematográfica que es 'El verdugo', de Luis García Berlanga y, sobretodo, esa excelente década de los 80 con personajes tan célebres como el bandido Fendetestas y su grito de guerra "¡Me casó en Soria!" de 'El bosque animado', de José Luis Cuerda, la película que me descubrió a Landa como el actorazo que era.

Muchas veces reconocía en la mirada brillante de Landa desde la pequeña pantalla el salón de mi casa familiar, la mirada de mi propio padre, de mi abuelo, de mis tíos... es una forma de mirar, muy de hombre español, con esa mezcla de furor contenido y melancolía que caracteriza a nuestros machos ibéricos, a los buenos. Landa era de esas personas que me hacían reconciliarme con mi patria y verle las cosas buenas al carácter autóctono. Por eso siento la pérdida del actor un poco mía.
"Si hay que morirse, pues se muere uno, que ya he vivido lo mío. Mi vida ha sido cojonuda" Alfredo Landa (1933-2013)Sí, señor. Amén y DEP.