Revista Viajes

Lanzarote, la tierra de fuego

Por Chama

Corría el año 99 y nuestro primer viaje juntos lo decidimos hacerlo en una isla del archipiélago canario. Lanzarote es la tercera isla más poblada de Canarias, tras TeLanzarote, la tierra de fuegonerife y Gran Canaria. Cogimos un avión de las ofertas de Easyjet y hacia allí fuimos. Teníamos contratado el apartahotel Paradise Island situado en el pueblo marinero de Playa Blanca en el sur de Lanzarote. El hotel consistía en apartamentos modernos, que se repartían en bungalows de dos plantas. A nosotros nos tocó la parte de abajo. Tenia 2 piscinas (una de ellas climatizada en invierno) y un bar piscina que disfrutamos mientras tomábamos el sol.

Lanzarote, la tierra de fuego

El primer día nos acercamos a Teguise ya que había el mercadillo popular más importante de Canarias y nos comentaron que era bastante grande. Después, con tanta calor que hacia y pensando que el día siguiente hacíamos la excursión mas larga y cansada del viaje, decidimos volver al apartahotel y disfrutar de la piscina.

Lanzarote, la tierra de fuego

La gran excursión empezó visitando " El Golfo". Un anfiteatro abierto al océano que se formó a raíz de las erupciones. La laguna que ocupa el fondo del semicírculo surgió debido a la inundación del cráter. Su color verde se debe a las algas que habitan en su superficie. El mar pasa por medio del cráter formando una hermosa playa negra que contrasta con el verde del Lago, comunicándose con éste por medio subterráneo. Este lago ha sido declarado Reserva Natural, por lo que no pudimos bañarnos. Se encuentra en el sur y una de las pocas playas de arena negra de Lanzarote.

Lanzarote, la tierra de fuego

La siguiente parada era visitar la zona del parque nacional de Timanfaya.

"Esta isla la destruyó quasi la mitad un furioso volcán que rebentó el día viernes primero de septiembre del año de mill septecientos y treinta, a las diez de la noche en la Aldea de Chimanfaya, tres leguas de la Villa capital Teguise, que rrepitió, abriendo diversas vocas, quatro años, devorando muchas aldeas y levantando grandes montañas donde no las avía, alcansando sus arenas menudas más de seis leguas de distancia." Carmen Romero Ruiz, 1991. Las Manifestaciones Volcánicas del Archipiélago Canario (texto escrito en castellano antiguo).

Pues sí, desde la cima del cráter, nos hicieron una demostración. En las anomalías térmicas en el Parque Nacional de Timanfaya, presenciamos como un poco de agua introducida en un agujero en el suelo se transformaba en geiser de hirviente vapor, en décimas de segundo, merced a una cámara magmática residual situada a tres Kilómetros de profundidad, que alcanza de 100 a 200 grados centígrados en la superficie. También pudimos apreciar como el restaurante "El Diablo " que hay, aprovechaba el calor de la tierra para hacer una buena barbacoa.

Lanzarote, la tierra de fuego
Lanzarote, la tierra de fuego

Al bajar de la cima nos condujeron a una ladera del volcán donde íbamos a realizar un pequeño tour montados en dromedarios. Estaban provistos de una silla doble para que cada uno de la pareja se sentara a cada lado del animal. Acabamos molidos del balanceo de la silla y resultaba curioso como el animal de atrás se pegaba al nuestro intentando olernos.

Lanzarote, la tierra de fuego
Lanzarote, la tierra de fuego

Ya acabado el pequeño tour nos fuimos a comer a la zona de flora autóctona. También es conocido por el sobrenombre del Haria. Una zona que destaca por tener un microclima especial que convierte sus tierras en las más verdes de la isla, donde se da la mayor parte de la Valle de las Mil Palmeras, porque decía la tradición local que se tenia que plantar una palmera por cada niña que naciera (o dos por cada chico). Y después de comer llegamos a La Geria, donde su zona volcánica fue aprovechada para la plantación de vides para la producción de vino, siendo abundante la variedad Malvasía. Entramos en una empresa donde hicimos una cata de vinos.

Ya por la tarde nos acercamos a ver los Jameos del Agua y la Cueva de los Verdes, las dos atracciones se localizaban en el interior del túnel volcánico producido por la erupción del Volcán de la Corona. Los Jameos del Agua se encontraban situados en la sección este del túnel más cercano a la costa. Debían su nombre a la existencia de un lago interior que constituye una formación geológica singular y se originaba por la filtración al encontrarse por debajo del nivel del mar. En el interior de la cueva descubrimos un lago natural de aguas claras y transparentes que albergaba más de una docena de especies endémicas de gran interés científico entre las que destacaban los célebres cangrejos ciegos, punteando el fondo rocoso del lago. En su interior en un lugar llamado Jameo grande encontramos un espectacular auditorio aprovechando el interior de una gruta volcánica.

La Cueva de los Verdes es un verdadero viaje iniciático a las entrañas de la tierra, una experiencia que nos pareció espectacular y única. El tramo acondicionado para visitas de la Cueva de los Verdes estaba formado por un kilómetro de galerías superpuestas con interconexiones verticales entre ellas. En algunos puntos llegábamos a tener tres niveles que nos permitían descubrir nuevos espacios desde perspectivas diferentes. Resulta particularmente espectacular la gama de colores que adornaban las bóvedas y paredes de la gruta. Los colores rojizos eran debidos a la oxidación del contenido en hierro de los basaltos.

Lanzarote, la tierra de fuego
Lanzarote, la tierra de fuego

Con esto dimos por acabado el día y nos fuimos al hotel a descansar. Al día siguiente habíamos alquilado un Volkswagen Polo verde, con el que fuimos a visitar el Jardín de los Cactus. Un complejo arquitectónico creado por Cesar Manrique, más de 10.000 cactus, representando 1.450 especies diferentes procedentes de América, Madagascar y de Canarias.

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Lanzarote, la tierra de fuego

Por la tarde nos dirigimos al Mirador del Rio, creado por Cesar Manrique, Se encontraba situado en lo alto del Risco de Famara, a 474 metros de altitud, en la zona más septentrional de la isla. Desde aquí pudimos contemplar una de las vistas panorámicas más espectaculares de Lanzarote: el Parque Natural del Archipiélago Chinijo y el Risco de Famara. Aprovechamos las vistas para tomar un tentempié en el bar que allí se aloja.

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Lanzarote, la tierra de fuego

Ya el último día teníamos una excursión para visitar la isla de Fuerteventura, nos embarcamos y navegamos hacia la isla. Teníamos dos opciones, visitar el pueblo cercano o quedarse en la playa disfrutando del oleaje. Decidimos quedarnos en la playa llena de dunas y gente practicando el surf, ya que las condiciones de mar y clima hacen que la isla sea perfecta para la práctica de una amplia variedad de deportes acuáticos. Al volver al barco teníamos una paella preparada para comer y de regreso, anclamos el barco y pudimos bañarnos en mar abierto.


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