Revista Ciclismo

Lanzarote; rodando junto a Eolo, Vulcano y Neptuno (I)

Por Rafael @merkabici
Easy AdSense by UnrealDecía el aventurero Jesús Calleja en uno de sus estados de Facebook que “En la vida siempre hay que tener un “plan”; o al menos intentarlo. Nada es imposible, esa es la actitud que hay que tener ante los problemas y retos que nos plantea la vida… Además, tener un “plan”, el que sea, nos llena de ilusión. Trabajamos, pensamos y nos focalizamos en el “plan”  no dejando escapar el tiempo vanalmente. El tiempo se detiene y cada minuto se vive con más intensidad, es como estar enamorado constantemente”.

Lanzarote; rodando junto a Eolo, Vulcano y Neptuno (I)

Disfrutando cada momento

Casi consecutivamente, otro gran aventurero y editor de guías como es Juanjo Alonso, se lesionó gravemente en su brazo mientras prepraraba la Titan Desert; en su convaleciencia respondió a mis mensajes de ánimo con un “Ahora toca entrenar la mente; mirar mapas es también un gran entrenamiento [...] La ilusión es pura energía.”Planes, ilusiones, mapas… En esta ocasión focalizaría todo ello en la isla de Lanzarote. Allí llevaba un par de meses un gran amigo, casi hermano, ganándose la vida. Tocaba hacerle una visita, pero durante su jornada laboral no pensaba dejar pasar el tiempo vanalmente; así que, establecí un plan.

Lanzarote; rodando junto a Eolo, Vulcano y Neptuno (I)

Con Álvaro, gracias por todo.

“Mirar mapas es un buen entrenamiento”. Mis indagaciones me condujeron a la web Pedales de Lava. Ellos me ofrecieron una serie de servicios (alquiler de bici, transporte, ayuda telefónica, información previa…) que me facilitarían enormemente mi exploración por toda la isla.

Lanzarote; rodando junto a Eolo, Vulcano y Neptuno (I)

Con la equipación de Pedales de Lava

Todo estaba organizado con días de antelación. Mientras mi amigo cumplía con sus obligaciones, yo aprovecharía a conocer la isla sobre ruedas; al terminar su jornada laboral nos veríamos en el lugar de mi final de etapa para disfrutar de las playas de la zona; y finalmente volveríamos a su casa en Arrecife para cenar y dar agradables paseos para conocer la capital de la isla.

Lanzarote; rodando junto a Eolo, Vulcano y Neptuno (I)

Barrio de El Charco, Arrecife.

Así pues, todo estaba dispuesto para “destripar” la isla, conocer sus rincones más remotos, lejos de los puntos más turísticos y, por consiguiente, con más aglomeración de gente. Rodaríamos por Jameos del Agua, el Mirador del Río, PN de Timanfaya, Jardín de Cáctus… pero nunca entraríamos en ellos. Quizás para una segunda visita, cuando ya haya conocido verdaderamente la isla.

Lanzarote; rodando junto a Eolo, Vulcano y Neptuno (I)

En Jameos del Agua.

La empresa Pedales de Lava me propuso dos rutas; la Clásica, que recorre la isla buscando fielmente sus costas; y la Plus, que se interna más hacia el interior en busca de sus montañas. La primera, más asequible que la segunda. Opté por la combinación de ambas, creando una ruta en base a estas dos, e incluso me atreví con algunas pinceladas propias fuera de las rutas propuestas.ETAPA 1: ARRECIFE-JAMEOS DEL AGUA (75km – 1050m d+)Con la misma ilusión que un niño con un juguete nuevo, tomé mi Ghost alquilada dispuesto a hacer los primeros kilómetros con ningún otro objetivo que acoplarme a la nueva compañera con la que disfrutaría y sufriría los casi 300km que tenía ante mis piernas.

Lanzarote; rodando junto a Eolo, Vulcano y Neptuno (I)

Paseo marítimo de Playa Honda

Un tranquilo rodaje de casi 9 km por los paseos marítimos de Arrecife, Urbanizaciónes El Cable y La Concha, Playa Honda y la playa de Guasimeta, que por momentos conquistaba el carril bici, me sirvieron para desentumecer las piernas y prepararlas para la batalla contra los dioses Eolo, Vulcano y Neptuno.

Lanzarote; rodando junto a Eolo, Vulcano y Neptuno (I)

Carril bici tomado por la arena, playa Guasimeta.

A la llegada a Puerto del Carmen, el giro hacia el interior nos obliga a abandonar las vistas del Atlántico. Bordeando el aeropuerto comenzamos a observar el paisaje característico de esta isla, salpicada por innumerables elevaciones volcánicas. Cambio completamente radical de paisaje con un simple giro. Era un pequeño aperitivo del carácter camaleónico de esta ínsula.

Lanzarote; rodando junto a Eolo, Vulcano y Neptuno (I)

Montaña Blanca, Bermeja y Guatisea.

La pendiente es suave en su primera mitad del ascenso, pero el magnetismo es tal que cada kilómetro que avanzamos parece elevarse el porcentaje de desnivel. Costará salir del letargo, himnotizado por el horizonte que nos presenta a las tres primeras colinas vulcanas que rodean la localidad hacia la que nos dirigimos; Montaña Blanca.

Lanzarote; rodando junto a Eolo, Vulcano y Neptuno (I)

Localidad de Montaña Blanca.

Sin llegar a esta localidad, hacía ya 8 km que habíamos abandonado el mar a nuestras espaldas. Por primera vez obteníamos un descanso en el ascenso, coincidiendo en este tramo con el Camino Natural de Lanzarote GR-131, ruta con la que nos toparemos en numeradas ocasiones durante nuestro viaje.Tomamos rumbo hacia San Bartolomé, no sin antes desviarnos hacia lo más alto de una pequeña loma, que nos proporcionará unas primeras vistas de la isla desde cierta altura que deberemos pagar con un corto, pero empinado, tramo entre las Calderas Hondas.

Lanzarote; rodando junto a Eolo, Vulcano y Neptuno (I)

En lo alto de Calderas Hondas.

El descenso, divertido y técnico, nos deja en San Bartolomé, la primera localidad de paso con servicios donde poder reponer fuerzas.Callejeando por sus entrañas, podremos disfrutar de la poca sombra que nos proporcionan sus edificaciones antes de salir de nuevo al campo abierto. Su iglesia, teatro municipal y ayuntamiento quedan congregadas en la misma plaza que preside un bonito parque escalonado por donde continúa nuestra ruta.

Lanzarote; rodando junto a Eolo, Vulcano y Neptuno (I)

San Bartolomé.


Volver a la Portada de Logo Paperblog