Este post lleva escrito dos meses. Lo escribí en un momento en que mis emociones hacia lo que os voy a contar venían ya "cociéndose" a fuego lento tiempo atrás, pero yo sentí que habían "tocado techo".
Aún así, como me tengo por una persona prudente, escribí el post y lo guardé, por si cambiaban mis sentimientos o mis reflexiones.
Pero no solo no han cambiado, sino que se han reforzado. Así que, allá voy.
En estos diez años de blog, obviamente, he cambiado y evolucionado como persona. Mis ideas sobre muchos aspectos de la vida han ido matizándose o perfilándose. Preocupante sería lo contrario.
Empecé este blog con 31 años y cumplí 41 esta década en que él hace los diez. Obviamente, veo la vida de manera diferente. Y aunque siempre he mantenido el blog en una línea muy parecida, muy coherente (o eso creo) con lo que yo soy, en los últimos tiempos he entrado en cierta disonancia con lo que soy, lo que siento...y lo que muestro o puedo dar a creer en algunos aspectos de mis publicaciones.Soy una persona con valores, solidaria y me gusta ser crítica (esto último lo sabéis bien) y mi disonancia viene del estilo de vida que a veces se visualiza o se da a entender en publicaciones como los blogs o Instagram. Un estilo de vida donde consumir, comprar, enseñar y gastar va a toda pastilla. Y la verdad, en los últimos meses me parece que es una dinámica en la que no quiero participar.
No quiero participar porque a nivel ético, político y social creo en otro modelo de vida. Un modelo de vida más sostenible, menos "fast food" (o fast fashion, o fast makeup...inserta lo que quieras) donde disfrutemos más los pequeños detalles y QUEMEMOS menos todo lo que utilizamos.
No puedo seguir el post sin hacer referencia a una compañera de blog, y de muchos ratos, que ya habló de algo parecido en este post, y es mi amiga Miss Potingues. Comparto con ella la necesidad manifiesta de frenar, de disfrutar las cosas, de retomar la ilusión, pero además añado, como os decía, el sentimiento y el convencimiento de que NO QUIERO ser partícipe de una corriente que alienta el consumismo salvaje. Eso no quiere decir que vaya a irme a vivir a la cumbre de una montaña a comer tomates de mi huerta. Simplemente, compraré lo que vea lógico, consumiré lo que necesite y, obviamente, la cosmética y el maquillaje seguirán siendo parte de mis gastos, al igual que la moda, pero de una manera mucho más "disfrutona", tranquila y placentera. Paladear, no arrasar. Hacia eso quiero ir.
Este seguirá siendo un rincón en el que compartir ideas, opiniones y tendencias. Pero sobre todo, y como siempre, será un rincón donde "ser yo" y hablar también de psicología, lecturas, vida saludable y bienestar.
También quiero dar un giro a los post, simplificar de cierta manera, para hacer hincapié en ese estilo más sencillo en el que siento que quiero vivir. Compartir detalles simples que me hacen feliz para contagiar, en cierta manera (ojalá ser capaz) ese ánimo, ese ser consciente de la vida, de los momentos y de lo que de verdad importa.
Como esto no es un cambio que haya venido de la noche a la mañana, sino como digo, como producto de una evolución personal, estoy segura de que ya reconocéis todo lo que digo en mi sección de "rescates" mensual, en mis posts sobre cómo combinar prendas (en vez de comprar otras nuevas) o en los podcast de psicología.
Espero que me sigáis acompañando - ¡ojalá diez años más! - en esta Pinturera más consciente, más madura y más plena. Gracias por estar ahí.