Revista Opinión

Largo epitafio abierto de un meditabundo incrédulo

Publicado el 22 septiembre 2021 por Solitarios Invisibles @belzinvisible

Largo epitafio abierto de un meditabundo incrédulo

Largo epitafio abierto de un meditabundo incrédulo Intenta, si puedes y el "tik tok" te lo permite, descubrir lo que ocurre y léete el contenido entero, de lo contrario allí con tu conformidad te quedes y cava tu propia fosa mental si quieres. Largo epitafio abierto de un meditabundo incrédulo

Se atreven llamarme negacionista a quienes ignorantes les dicen que hay que vacunarse, y son los mismos "enfermer@s polític@s y ricachones" de vejastoria presencia que pretenden reducir la población mundial.

Se atreven a juzgarme a distancia, esos "cochin@s del sistema" que intentan de forma mediática secuestrar mi libertad, humillándome con intentar acobardarme para contagiarme de esa estupidez permanente que inculcan día a día a una sociedad con miedo, que sí deberían tener pero no a esa falsa epidemia que no pandemia renombrada, sino a esos cretin@s que justifican la acción endiablada de inocular como sea el miedo y el terror, por el que muchos inestables de carácter enloquecerán.

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Es tal mi animadversión y ha calado tan hondo el malestar infringido hasta el presente, que me doy perfecta cuenta que la paranoia ajena me ha perforado la mente y, que ya importa poco que me quieran amedrantar para doblegarme socialmente, o intenten reprimirme con pruebas y más papeles improcedentes, señalándome con el dedo esos colaboracionistas del horror recurrente, que lo tienen impregnado, al trasladarse ellos como "autoridades provisionales", que se enmascaran con la obediencia ciega para no perder el empleo al que fueron asignados por urnas vendidas al comadreo corporativo, al sablazo por el puesto y pagar el rédito forzado por seguir mamando de la ubre, que como imperativa mamandurria se sigue utilizando, financiada siempre por las arcas del Estado, es decir nuestros impuestos mal distribuidos que dejan dudas y pocas ayudas para quienes realmente las necesitan.

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Resistiremos para seguir soportando esa sensación venenosa de intranquilidad, cuando los que la causan se deleitan impunemente con vernos a todos temblar de impotencia. Ya les tocará a ellos cuando nos atrevamos a salir de nuestras catacumbas y pedir explicaciones, con la guadaña que seguimos afilando para no perder el tiempo en atender excusas y patrañas.

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Las estadísticas no mienten, siendo como están tergiversadas desde morir de un ataque cardíaco, un espasmo de asustado o un cáncer de páncreas o colon hasta hacerlo pasar por un Covid-19, y tan por encima se creen los manipuladores del sistema, que la realidad sanitaria la modifican constantemente, poniendo números naturales y primos más allá de lo que representan los plasmados en un décimo de lotería o las bolitas en un bingo deprimente. Lo importante es que todos seamos borregos dóciles para entrar en la granja, por lo que seguirán atemorizando a través de noticias falsas que hacen correr como la pólvora para que nos quedemos inmóviles esperando la explosión de la mente para cuando lo crean conveniente.

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Nos utilizan sabiendo que el poder corrompe hasta al más humilde, que el hambre hace milagros cuando el mendrugo cae casualmente al suelo para que mil bocas se peleen por recogerlo, aumentando así la sensación de inestabilidad para seguir apostillando por lograr un mundo sostenible, denominación discordante embadurnada de mierda e idioteces.

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Se nos sigue argumentando la falta de valores, cuando quienes lo dicen son los primeros que carecen de los mismos, protegiéndose con la prosa de una falta de recursos para conseguir la educación y la cultura, de las que ellos son los primeros que las dinamitan, para seguir ejerciendo la política vergonzante de importancia, en los claustros olvidando la docencia por la indecencia de impartir sabiduría a larga distancia, entorpeciendo el progreso voluntario de emprender acciones con el libre albedrio que ya esta en desuso y en una plena decadencia que ya arde en el infierno.

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No hay que desistir de desnudar a esos traficantes endrogados de deudas, de menudeos, pactos e influencias sociales, escudados en constituciones caducas y leyes aprobadas convenidas, con sus ventajas por si algún día quienes las promulgan dependen de las mismas.

No hay que aceptar los cálculos erróneos consentidos que no coinciden ni por asomo cuando hablan de muertos por una pandemia cierta pero no tan feroz como la pintan, que seguro nos han inducido a inocular con un virus artificial, para dominarnos con un contenido extraordinario de un componente tranquilizante y el grafeno que nos hará recorrer las rutas de la esclavitud, el suicidio por depresión o la muerte acelerada, cuando el dial del 5G esté a punto de accionarse por una decisión precipitada.

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Nos mortifican diariamente para que sigamos sus instrucciones por aburrimiento, sembrando dudas para evitar convertirnos en unos delincuentes, con el deseo y el efecto de intimidarnos para acariciar el horror, el mismo que nos limita a no salir de nuestros "escondrijos", del que llegado por fin a salir del paroxismo, con enojo y enervados lo haremos con piedras, rocas de antracita que absorban la sangre y palos, para correrlos también a manotazos a quienes se burlan de todos nosotros.

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Nos consideran manipulables con la connivencia de los medios de comunicación social subvencionados, hasta la médula bochornosa que no admitiría un mercenario para trabajar con unos indeseables pertrechados en sus propias celdas, que pronto serán de castigo por aupar esta farsa orquestada por anónimos fondos de inversión del futuro, siendo participantes necesarios de un desastre sin precedentes y a la vez responsables subsidiarios, esas grandes cadenas impresas, televisivas y etéreas que en todo momento reparten proclamas virtuales de peligro y las fabricadas a destajo, haciéndose acompañar de ambulancias y hospitales fantasmas, en donde en las unidades de cuidados intensivos hay enfermos como siempre los ha habido, por accidentes, infartos, tumores, males endémicos, patologías inaguantables para conservar la vida.

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Me tienen saturado cuando me obligan a llevar un bozal, que pronto ya me pesará como una máscara de hierro, intentando desacreditar mi personalidad, cuando encima tengo que obligarme a respetar sus falsedades y arrogancias, cada vez más grotescas, ampulosas y cretinas, eliminando así el putrefacto estigma de estar vencido a sus pies con más imposiciones cada más engreídas.

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Me tienen cansado, aburrido, terriblemente angustiado, encolerizado y aferrado a mis principios que todavía están inmaculados por una filosofía altruista basada en mí "Bushido", aumentada cuando por alguna extraña razón observo que la empobrecida economía global de "casi" todos, pronto dejará de tener un significado, tragando una ansiedad inmerecida con tanto vómito y hartazgo, que ya no resiste más de un escenario fantasma de hambrientos y harapientos de marca aprovechados, lo que podría hacernos a muchos optar definitivamente por añadirnos a grupos extremistas de esos mal llamados "insolidarios".

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La economía innecesaria, la que se aprovecha de siglas y de la timidez de quienes intentan trabajar sin esa propuesta de una banca avara, insolente, perniciosa y llena de condiciones ventajistas, a la que hay que abrirla en canal, retener lo imprescindible para volver al trueque y arrojar el resto ya sin peso alguno, desde la catapulta misteriosa e invisible, lanzándola hacía esos políticos de ficción que la sustentan como imprescindible y necesaria, desmesurada, cruel, despiadada, de vía estrecha y facinerosa, repleta de pusilánimes, torticeros y fraudulentos hombres y mujeres prestados a ser los mamporreros de una violencia encriptada promulgada por gobernantes sin moral, disfrazada de benevolentes propuestas que hacen más daño del que aparentan, persiguiendo ser actores a todas horas de un protagonismo vulgar, participantes de esa ceremonia de la confusión desde sus palcos de acero y la rutina de aplaudirse descaradamente entre ellos mismos, para que el clamor ruidoso de la sonoridad los marque como desechables espantapájaros con los que nunca contar. Empezar de nuevo podría ser una solución, cuando los cabestros que las sostienen dejen de respirar.

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Naturalmente que hay un virus, inducido adrede, a corto tramo o procedente de un vampiro vengativo e incontrolado, desde China o los "estados-unidos", que más dará ya, del que todos ya estamos infectados sin excepción alguna, admitiendo que mueren y lo seguirán haciendo los que menos defensas tienen, debilitando las resistencias humanas, pero de ahí a seguir dejándonos en manos de esos miserables que hacen sus cábalas para seguir progresando y obtener un poder cadavérico, obedeciendo a los viles chantajistas que mueven los hilos del mundo, requiere de una respuesta contumaz, revolucionaria, tal ya se está produciendo en otros países considerados básicos y emergentes, después de perder los efectos anestésicos con los que fuimos rociados a través de años con las ráfagas que entrecruzaban los pájaros mecánicos, en los cielos en todo momento y en el mundo entero, llamados "chemtrails", arrojando una fina lluvia química que muchos han bautizado de conspiranoica, que por supuesto no se deberían confundir con las lágrimas de los ángeles.

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Hoy, mañana y siempre, hay que repeler los ataques y exigir coherencia a quienes desde las alturas nos tratan como a peleles, y así evitaremos males mayores, ríos de incontinencia y probablemente otro tipo de muertes más verídicas y sin más autopsias para no negar lo evidente.

Hay que resistir, transformarse en partisanos de una sociedad ultrajada por unos violadores que se aprovechan de nuestra inocencia y, ese terror desconocido que intentan cruzarnos con un premeditado destino.

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El destino lo es todo, no dejemos que se congele ante una inmovilidad gregaria antes de intentar librarnos de esas cadenas de una esclavitud amortajada, impidiendo que nos quemen las naves que nos harán regresar a una normalidad deseada y, no adulterada por quienes perdieron la ética, la honradez y el juramento de proteger siempre a su pueblo.

"Si seguimos cumpliendo las reglas prohibitivas, sin ser conscientes las legitimamos. A través de lo prohibido y de todo lo que no aceptamos por incredulidad, nos controlan y persiguen. Muchos, a los que reconocemos como autoridades dejan de perdernos el respeto y algunos incumplen las leyes, sencillamente por desorientarnos y seguir cayendo abruptamente en su redes, porque ya disponen de un núcleo obediente, que les ofrece la confianza y el poder de "secuestrar" nuestras voluntades y anular nuestras mentes."

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No soy un exiliado, ni un tránsfuga, ni un terrorista mientras observo a mi alrededor que los hay armados, altaneros y otros ciudadanos aterrados, esperando la ocasión para detenerme y rociarme con sanciones injustificables la vida, que se acorta por la maldita e imprudente memoria que ha quedado dormida, que al parecer también ha sido corrompida por quienes nos insultan con otro virus conocido como "demagogia", y una intolerancia genética incomprensible para no conservar la esencia de la magia enjaulada de la vida, para no descubrir en este instante y encubrir de repente, lo que la triste y solitaria verdad oculta sobre lo hemos sido incapaces de responder cuando nos impusieron las primeras y costosas mascarillas.

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Saludos y a las barricadas, que ellos son menos y nosotros les podemos defenestrar uno a uno con los argumentos de la razón, incluso sin hacernos falta las guillotinas, ni los cantos de sirenas que impidan el triunfo al que todos en su interior demandan, sin tantas fatalidades y la necedad de los hechos de esa ultratumba que es la nueva doctrina que pretenden inculcarnos para no despertar de esta pesadilla.

Firmado: Marat, Jean Paul y Belz / Nie 1743.1793 y algunos de sus reencarnados

Reencarnados en solitarios invisibles que niegan las atribulaciones mayores y, lanzan marcialmente a todo francotirador que ignora su objetivo, el guante de seda de la transparencia, no el guantelete medieval de quienes con su uso taparon otrora sus manos carroñeras.

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