Por toda nuestra geografía encontramos bellas edificaciones dedicadas, al recogimiento de frailes y eremitas. Las ermitas, estos santuarios o capillas suele encontrarse alejadas de las poblaciones, en lugares recónditos y de difícil acceso, pero sobre todo, siempre en parajes de una impresionante belleza.
En estos parajes se cultivaba la vocación en paz y alejado del mundo. Y lo cierto, es que en la mayoría les envuelve un halo de misterio y misticismo. Es por ello que hoy vamos a recorrer las 10 ermitas más impresionantes de España. Y si crees que nos hemos dejado alguna, cuéntanoslo en los comentarios y tomaremos nota.
1 Ermita de San Tirso y San Bernabé, Ojo Guareña (Burgos)
Empezamos por uno de los complejo kárstico más grande de España y uno de los diez más importantes del mundo, hablamos de Ojo Guareña. Sus casi 100 km de galerías en seis pisos fue refugio de los primeros hombres, que dejaron muestra de su arte en forma de pinturas rupestres. Aunque para frescos nada mejor que los que se muestran en la bóveda natural de la ermita de San Tirso y San Bernabé, donde se aprovechó la entrada a la cueva para representar el martirio y milagros de San Tirso.
2 Ermita de San Bartolomé, Cañón del Río Lobos (Soria)
En el paraje del Cañón del Río Lobo en la provincia de Soria, bajo el abrigo de unos altos farallones de piedra anaranjada, encontramos la ermita de San Bartolomé. El tempo de estilo románico, perteneció a un monasterio de la Orden del Temple del que solo se conserva ésta, que fue la capilla. El misterio templario añade todo el misticismo al enclave, que se completa con sus canecillos con enigmáticas figuras y su rosetón con una estrella de cinco puntas.
3 Ermita de San Felices, Haro (La Rioja)
A 6km al norte de Haro, sobre el Riscos de Bilibio se encuentra la Ermita de San Felices, un perfecto enclave donde en el siglo V se erigía un castillo romano y luego, a finales del siglo V, hicieron vida retirada San Felices, cuya escultura en piedra corona el cerro, y su discípulo San Millán.
Desde esta afilada cresta se ve como el Ebro entra en La Rioja, atravesando las llamadas Conchas de Haro, y serpentea entre los viñedos. Cada 29 de junio, este paraje solitario se llena de multitudes, por la Batalla del Vino. La fiesta tiene su origen en la romería al santo. Durante el almuerzo tras la misa en la ermita, los romeros ya contentos, comenzaban a mancharse con el vino que tenían en sus botas. Un gesto inocente que ha dado lugar a esta conocida fiesta declarada de Interés Turístico Nacional.
4 Ermita de la Virgen de Monfragüe, Monfragüe (Cáceres)
Situada en el patio de armas del antiguo Castillo de Monfragüe, y con ello, en uno de los rincones con las mejores vistas de la Reserva de la Biosfera de Monfragüe. Con vista al encuentro del río Tiétar y el Tajo y rodeado por una de las más excepcionales muestras del bosque mediterráneo.
Su edificación es sencilla y de estilo popular, pero en su interior alberga la Virgen de Monfragüe, una talla bizantina traída en el siglo XIII desde las puertas de Jerusalén, por los caballeros cruzados de la Orden de Monte Gaudio, fundadores de la Orden de Monsfrag.
5 Ermita de San Saturio, Soria
La ermita de San Saturio se construyó a finales del siglo XVII, colgada sobre el roquedal al lado del Duero a su paso por la ciudad de Soria. Siendo uno de los enclave paisajístico más bonitos de la ciudad.
Su origen se debe a los templarios de San Polo, que monopolizaban el acceso a la cueva de Peñalba sobre la que se construyó la ermita de San Miguel de la Peña. La tradición cuenta que aquí vivía un ermitaño visigodo llamado Saturio, hijo de una noble familia, y que entregó todos sus bienes a los más necesitados. Sus restos reposaban en esta cueva encima de donde se construyó la ermita, que, curiosamente, repite la estructura octogonal arquetípica del Temple. Posteriormente se trasladaron al altar mayor del templo. Cuyo estilo sobrio exterior contrasta con su interior barroco de retablos y pinturas.
6 Ermita de la Virgen de Guía, Ribadesella (Asturias)
Al final del Paseo de la Grúa (Paseo marítimo de Ribadesella) se levanta el Monte Corberu, un cerro con unas vistas privilegiadas de la costa cántabra y de toda la ciudad de Ribadesella. La virgen de Guía es la patrona de los marineros, quizás por eso se encuentra en un lugar propio de un faro y guardada por tres cañones auténticos, que fueron arrojados al mar por los franceses en su retirada de la villa en la Guerra de la Independencia y restituidos a su emplazamiento original en 1999.
7 Ermita de San Juan de Gaztelugatxe, Bermeo (Vizcaya)
Ubicado en la costa de Vizcaya, a 35 km al este de Bilbao, y puesta de moda por Juegos de Tronos, se halla en una pequeña península a la que se accede por una empinada escalera de piedra San Juan de Gaztelugatxe. La isla está conectada a tierra firme por un puente de piedra de 241 peldaños que zigzaguea de un lado a otro hasta alcanzar la cima.
El lugar es un enclave místico para los pescadores vascos. La campana de su ermita avisaba a los marineros cuando había tormenta y los marineros venían a dar gracias por haber escapado de algún naufragio. De las rocas que lo rodean se cuentan mil leyendas y, en las cuevas bajo la ermita, la Inquisición encerraba a las brujas. A lo largo de los siglos, ha habido incendios y batallas, y la iglesia ha tenido que ser reconstruida en múltiples ocasiones.
Se encuentra situada en un paraje privilegiado, en pleno valle del Ebro, sobre una pequeña colina rodeada de viñedos. Es un enclave sagrado desde el inicio de los tiempos a juzgar por la abundancia de dólmenes y restos prehistóricos de la zona, así como las tumbas antropomórficas de una necrópolis alrededor de la iglesia.
Su construcción se debe al infante don Ramiro Sánchez de Navarra, yerno del Cid y caballero de la primera Cruzada, que accedió a Jerusalén por la muralla donde se hallaba la mítica piscina de Bethesda o Probática. Por ello, dejó encomendado en su testamento, levantar esta iglesia a su muerte con la advocación de Santa María de la Piscina.
9 Ermita de Nuestra Señora de Belén, Liétor (Albacete)
Al lado de las Hoces del Río Mundo, se alza entre riscos el pueblo de Liétor. Con unos 1.200 habitantes, es uno de los pueblos más bonitos de Albacete. Allí encontramos la ermita de Nuestra Señora de Belén, con su impresionante colorido, totalmente llena de pinturas del XVIII. Cuentan que hace 5 siglos, en la conocida como Cueva del Potiche, se apareció la Virgen sobre un espino matando a una gran serpiente que iba a devorar a un pastor. Allí comenzó la devoción a la Virgen del Espino, a la que acabó sustituyendo la actual patrona de Liétor, la Virgen del Carmen.
10 Ermita de Santa María de Eunate, Muruzábal (Navarra)
A 5 km de la localidad de Puente la Reina, encontramos el monumento religioso más enigmático del Camino Francés y, sin duda, uno de los más conocidos.
El nombre de Eunate, en euskera significa "cien puertas" en alusión a la arquería o claustro que rodea el perímetro de la iglesia, lo que le hacen diferente a cualquier otro templo románico. Debido a esta singularidad le envuelve un halo de misterio y misticismo, que tiene que ver con su origen. Fue mandada construir por nobles a su regreso de Tierra Santa. Aunque el origen más legendario la convierte en obra templaria como hospital y enterramiento de peregrinos compostelanos de la ruta tolosana. Donde hoy exhibe espadaña, existió una linterna que albergaba cada noche un fuego que a modo de faro iluminaba a los numerosos peregrinos medievales en su trasiego por la ruta jacobea.
Son muchas las ermitas impresionantes que no quedan por conocer, así que te invito a descubrir los que faltan. Si te ha gustado este post, compártelo entre tus amigos y convénceles para visitar estos increíbles lugares.