Crítica: 5,462 Público: 6,282 España: S/C Rugoleor: S/C
Ficha:
Título Original: Les dues vides d’Andrés Rabadán
Director: Ventura Durall
Guionistas: Ventura Durall, Andrés Rabadán
Intérpretes:
Álex Brendemühl, Mar Ulldemolins, Andrés Herrera, Clara Segura, Elena Fortuny, Jordi Llordella, Emilio Mencheta, Albert Riballo, Tania Román, Boris Ruiz
Productores: Ventura Durall, Óscar Romagosa
Fotografía: Mauro Herce
Música: Toni Mir
Montaje: Martí Roca
Nacionalidad: España
Año: 2.008
Duración: 84 minutos
Edad: 13 años
Género: Crimen, Drama
Distribuidora: Sagrera Audiovisual, S. A.
Estreno: 04-12-2.009
WEB Oficial: Web Oficial de la película en España
Espectadores: 3.546
Recaudación: 17.665,66 €
Visitas: 0
Popularidad: 0,00%
Sinopsis:
Andrés Rabadán en 1.994, a los 19 años, asesinó a su padre disparándole con una ballesta y conmocionando a la opinión pública española. En 2.005, Andrés continúa internado en una cárcel psiquiátrica. Dejaron de medicarle hace años pero los médicos no se han puesto de acuerdo acerca de su patología, suponiendo que exista alguna, o sus posibilidades de rehabilitación. Él mismo no se siente enfermo. Aún así, las autoridades se han negado repetidamente a variar su régimen penitenciario. Sarah, una nueva psiquiatra llega al centro y anima a Rabadán cambiar su actitud y someterse a terapia, sin demasiado entusiasmo por su parte. Sin embargo, la relación que se inicia entre Andrés y Carmen, una joven celadora, le convencerá de que quizás haya llegado la hora de recuperarse. Al menos a ojos de la sociedad. Tras el suicidio de Jordi, su mejor amigo en la cárcel, Andrés agrede a un funcionario y es puesto en aislamiento. Sin posibilidades ya de obtener permisos penitenciarios, decide huir aunque no llegará muy lejos. El amor de Carmen será, a partir de ese momento, la primera piedra sobre la que intentará reconstruir su vida.
Comentario:
Andrés Rabadán hizo descarrilar tres trenes y mató a su padre con una ballesta. Desde entonces, vive recluido en un centro penitenciario. Ventura Durall le visitó: a partir de aquellas conversaciones y del libro del propio Rabadán (Historias de la cárcel), realizó el documental “El perdón” y este film protagonizado por Alex Brendemühl que recoge su vida tras las rejas en un momento crucial, cuando se lía con una enfermera encarnada por Mar Ulldemolins.
Crítica:
10-12-2.009 – JOSU EGUREN
En la mente del asesino
Si la televisión panorámica engorda, el cine de ficción estiliza. Dignifica, casi sin pretenderlo, a los peores sujetos de la sociedad, no importa los crímenes que hayan cometido. El último ejemplo puede encontrarse en “Las dos vidas de Andrés Rabadán”, el parricida confeso de la ballesta y frustrado asesino múltiple que, tras quince años encerrado, reclama ser reinsertado en la sociedad, una vez que se siente liberado de los brotes psicóticos que le empujaron a perpetrar sus crímenes. Escuchamos la voz en 'off' del propio Rabadán, coguionista, y lo vemos encarnado por un enigmático Alex Brendemühl que ya se doctoró como asesino en serie de la mano de Jaume Rosales en “Las horas del día”.
Este gesto periclita el ángulo de la pantalla, coloca a Andrés Rabadán en una posición de fuerza con relación al espectador, le resta objetividad al testimonio, manifiestamente exculpatorio, de Ventura Durall, y siembra numerosas dudas. Puede que ésta sea la intención del director catalán, pero es demasiado subjetiva. Cuando se coteja el relato policial con la interpretación sesgada del asesino, surgen más dudas e incluso aparece una justificación del parricidio y, por filiación, una explicación 'coherente' de la triple tentativa. La proximidad con este tipo de personajes, que pueden fascinar por su capacidad de hacer realidad lo que otros imaginan, empaña la visión de Durall, un director que también se interesa por el entorno alienante de un sistema penitenciario que, lejos de reinsertar, trata de alejar a la sociedad del peligro.
En este punto es donde Durall rearma el dilema moral de la película, narrando el encuentro entre Rabadán y una enfermera voluntaria que desconoce el pasado criminal del padre de su futuro hijo. Ahora queda saber si el toque de atención de Durall servirá para que se reabra el caso o multiplicará la atención mediática sobre un personaje que ha manifestado su intención de desaparecer cuando le dejen libre.