Las 20 mejores comedias: Nº6 'El gran Halcón'

La comedia número 6 en mi lista es, francamente, bastante freak. Se trata de 'El gran Halcón' (Hudson Hawk), una comedia de lo absurdo protagonizada por Bruce Willis, Andy McDowell y Danny Aiello. Al margen de su fortuna para sacar risas, esta película tiene mucha intrahistoria a su alrededor. Un halo que la recorre y que la llevó de ser un fiasco en su estreno en los cines norteamericanos a, actualmente, ser considerada una película de culto para el público del otro lado del charco. Sorpresas te da la vida, aunque ejemplos como este hay muchos, sólo basta citar uno de mis films fetiche, de los que hablaré en otra ocasión, Blade Runner.
Pues bien, metiendonos en harina y entrando en la intrahistoria de 'El Gran Halcón' basta decir unas cuantas cosas. En primer lugar, recordar que esta comedia saltó a la gran pantalla justo después de Jungla de Cristal 2 (Die Hard 2) y en plena esfervescencia de Bruce Willis en el cine de acción. El film se vendió como una película más de ese género y, evidentemente, el fracaso fue estrepitoso. Poco o nada tenía que ver el personaje de Hudson Hawk con el de John Mclane. Un claro ejemplo de como una mala campaña de marketing puede destrozar un proyecto aceptable.
Pero, ese no iba a ser el único gafe de la película. 'El gran Halcón' será recordada también por ser la última película de la productora del Pegaso, TriStar Pictures. Hundida en las pérdidas millonarias buscaron, con este proyecto ambicioso (gran inversión en actores y efectos especiales), salir del hoyo, pero la mala acogida en taquilla les sepultó. La compañía fue absorbida por la Columbia, que recogería las mieles del posterior exito en cinta de este film.
Dentro de este gafe, la película tuvo un paseo, no fugaz, por los premios Razzies (los llamados antiOscar). Aquí, para su desgracia, 'El gran Halcón' arrasó, llevándose un total de tres galardones, entre ellos el de Peor película y Peor Guión. Un auténtico batacazo para el historial glorioso que estaba empezando en la carrera de Willis.
Pese a todo esto, el film, como ya ha sido mencionado anteriormente, resucitó. Alguien en la Columbia pensó que aquel material no era tan malo y lo reenfocó en su salida a video para poder sacar algo de redito económico. Acertó. El público norteamericano se aceleró por comprar la película y el gafe a su alrededor se evaporó.
La verdad es que en absoluto era tan abobinable la película. Empezaba la fiebre de las comedias absurdas y se quiso tirar de un actor en ascenso como Bruce Willis, con una gran vis cómica, demostrada en la serie Luz de Luna. El norteamericano hace reir al espectador dentro de un guión subrealista, ciertamente enrevesado, pero plagado de gags geniales y con muchas referencias a los comics.
Haciendo un esfuerzo para simplificar el argumento aclararé que todo empieza con la salida de Hudson Hawk (Bruce Willis) de la carcel. Él, un ladrón de guante blanco, se ha pasado una temporada a la sombra y quiere huir de una vida de delincuencia para centrarse en los réditos que le han producido sus robos mientras el estaba en prisión. Sin embargo, esto le va a ser imposible, ya que, de diversas formas le van a obligar a realizar un último golpe. Tiene que robar un caballo de bronce realizado por Leonardo da Vinci. A partir de ahí todo se complica, aparecen personajes muy propios del comic, que tienen la intención de dominar el mundo, una atractiva Andy McDowell en uno de sus primeros papeles y que seducirá a Hudson, una agencia paralela a la CIA dirigida por James Coburn y con un joven David Caruso (conocido por ser el Teniente Horatio Cane en CSI) en sus filas... Situaciones muy divertidas que desembocaran en un loco viaje a Roma donde se desarrolla la acción.

Una de las escenas más recordadas se desarrolla en el robo a la escultura de Leonardo DaVinci. Es, quizás, una de las pocas acciones de una película que realmente han cambiado la carrera de un actor. En este film Bruce Willis tiene que interpretar dos canciones 'Swinging on a Star' y 'Side by Side'. La razón para ver a Willis cantar junto a Danny Aiello es que ambos, durante sus robos calculan el tiempo que tienen para finalizar el golpe con la duración de las canciones. Un gag original y con el que empezó a notar el cosquilleo de la musica Bruce Willis.

En definitiva, una película de culto que hay que ver con las gafas del cine absurdo. Multiples situaciones totalmente fuera de lo real, chocantes y divertidas. Cine de palomitas y bebida para poder evitar atragantarse por las inevitables carcajadas.