Revista Cultura y Ocio
1. La segunda madre Un refrán dice que primero fue el uno que el dos. Así que usted, resígnese, siempre será ¿segundona¿, ni siquiera intente ocupar el lugar de la madre. El complejo de Edipo existe, pero no se las pique de Yocasta.
2. La intensa Esta es la típica ¿pegote¿ que llama cada hora, pregunta bobadas, quiere saber todos los movimientos, pretende estar todo el tiempo con él. Sábados, domingos y festivos se queda a dormir en su apartamento, para desayunar juntos y luego, también, ver el reality de la noche juntitos. Además, es melosa, duerme abrazada ocho horas, quiere que la acaricien todo el tiempo, le hablen estilo bebé y espera besitos cada cinco minutos. 3. La ¿cantaletuda¿ Dios puso esta característica en las féminas (alguien tenía que hacer el trabajo sucio...). Pero no hay derecho a que una mujer, en tono agudo, entre alto y contralto, eche cantaleta en el carro y con los vidrios arriba, en la mesa, en la calle, en la fila del cine, por teléfono y hasta en el baño. Dejémosle el sermón a la mamá.
4. La ¿Mata Hari¿ Si algo enerva a un hombre es que le esculquen. La curiosidad mató al gato y pilas con buscar pistas del pasado y secretos en el clóset, el escritorio, el celular y la billetera mientras él se baña. Piense que solo obtendrá ira e intenso dolor si encuentra fotos de las novias y quién sabe en qué situaciones...
5. La RIVAL Señoritas, entre un hombre y su mejor amiga hay más fidelidad que con su amigote del alma. Los celos por ella solo le traerían rivalidades e incluso la harían objeto de chistes. Tampoco es que la vaya a coger a besos y se presten la ropa, pero trate de tragársela y hasta salgan juntos, pues ella goza de derechos adquiridos...
6. La desesperada Nada más notorio que el afán por conseguir novio y, peor, el de casarse. Para esto se necesita inteligencia y el movimiento menos astuto de una ganosa es ¿sacarle¿ cita con los papás al mes de conocerlo, hablar de matrimonio, argollas, luna de miel y hasta lagrimear cuando vea un bebé. Llegar al altar toma su tiempo. Acelerarse podría convertirla en una ¿cuchacha¿ frustrada.
7. La que no gasta Veamos... La caballerosidad es una cualidad que todas aman, pero no abusen. Así como reclaman por sus derechos, no se las den de princesas para que les gasten todo. Eviten el recorrido por el centro comercial, la joyería, los mejores restaurantes y el puchero de rigor para que les renueven ropero, les amueblen la casa y las lleven a unas vacaciones todo incluido. ¡Para eso trabajan!
8. El síndrome Excel Algo que prende los motores de un tipo son las viejas que planean todo en tabla de Excel. Olvídese de diseñarle dietas, rutinas de gimnasio, sesión de spa, el mercado en Paloquemao, la visita a la mamá o a la prima más querida, y las reuniones de egresados. Deje que él programe las actividades y no crea que su agenda tiene tantos espacios como la de Hello Kitty.
9. Las muy extrovertidas También conocidas como coquetas, hablan mucho, son queridas con todos, abrazan, besan y cuando se emborrachan se transforman. De alma de la fiesta pueden pasar a pesadilla y cada que salen no solo devuelven atenciones sino que les hacen ¿showcito¿ delante de todos. Eso sí, se arrepienten al otro día.
10. La mujer antiamigos Esta tiene dos características: acompaña siempre al novio pero nunca se integra, es como un mueble y no musita palabra, ni siquiera toma y pone cara de puño; o se vuelve tan amable y tan querida que cada que habla la embarra con comentarios salidos de tono o que ponen en entredicho su inteligencia.
11. Tres son mucha compañía No falta la vieja que cada que sale lleva a una hermana, a la prima o a la amiga ¿más chévere¿. Si algo saca de quicio es que carguen con cola para todo lado. Para completar, estas agradables compañías no tienen un peso y adivinen quién es el marrano que paga...
12. Celos, malditos celos Es verdad que la cultura machista las hace inseguras, pero cuando la sombra tiene curvas y sospechan hasta de la señora de los tintos, la cosa se pone grave. Más bien, no se busque cachos porque no hay teoría más cierta de que entre más celosas, más engañadas.
13 Las antiestéticas Aquí solo unas perlas bastante despedidoras: la pulsera de oro en el tobillo debajo de la media velada, el anillo en un dedo del pie, las peludas con síndrome de Neandertal: no saben qué es la cera y la cuchilla para el bigote, las piernas, la axila y el bikini; las uñas decoradas con bisutería, el pelo con raíz y el tinte quemado en las puntas y el zapato blanco con jean stretch. Ojo, muchos alegan que el mal olor es más común de lo que se piensa.
14. Las ¿mamis¿ vanidosas Estas son el otro extremo: están bien maquilladas a las 3 a.m., después de la rumba, huelen a labial, van al gimnasio tres horas diarias y salen perfectas, la pestañina nunca se les corre, usan delineador de labios bastante contrastado y al parpadear tienen escarcha en la sombra. Casi siempre han estado en el quirófano para algún implante, son bonitas, juran que Nicole Kidman se pondría su ropa y su perfume algo fuerte delata su cercanía.
15. Las criticona Algunas se las pican de decoradoras y dos semanas después de conocer al tipo quieren cambiarle el apartamento, les parece frondia la casa de los suegros y esperan que pongan tapete en todas las puertas. Sueñan con botarle el afiche del Boca, que nunca deje platos sucios y que la ropa sea solo de marca.
16. Ni tanto que queme al santo... Ni mucho que no lo alumbre. Si en el amor se busca inteligencia, nada más mamón que una vieja intelectual que analiza hasta un polvo. Pero también despacha la que solo lee revistas de farándula, no sabe qué se celebra el 7 de agosto y solo quiere ser como Julia Roberts en una vida de comedia.
17. El odio al fútbol Si no le gusta, deje que su hombre lo disfrute. Algo que de verdad espanta es la mujer que se pone furiosa si el domingo en la tarde es para el fútbol, el estadio, los amigos y unas cervezas, y no para ella. Fresca, búsquese una amiga, visite a su mamá o váyase a ver cine arte.
18. Disertaciones sobre el amor Mujeres, olviden que los hombres quieren discutir sobre el amor, la relación de pareja y los conflictos por tres, cuatro, cinco horas o todo un sábado. Recuerden que el género masculino, aunque ama, es más práctico y no se pone metas cara a cara, reflexiona y jura amor eterno. Ese abrazo al final de una discusión bizantina no es de satisfacción, es puro teatro, jurado.
19 La actitud antihogar Si quiere perder a su novio en mínimo dos días, dígale que le importa cinco la casa, aprender a cocinar, tener hijos y quedarse de vez en cuando en la casa. Nadie quiere sirvientas a la usanza antigua, pero esas liberadas que a duras penas abren la nevera y meten los tenis a la lavadora corren el riesgo de no disfrutar las mieles del hogar.
20. Las autosuficientes Es verdad, las mujeres pueden hacerlo todo y hasta mejor que un hombre. Pero esa miradita, esa actitud de sabelotodo, de que no necesita a nadie y esa pose algo masculina no solo espanta sino que enerva. Está bien, son exitosas, pero dejen de repetirlo y recalcarle que ganan más, y que, en últimas, solo necesitan su semen para un hijo. ¿A quién llaman cuando van al mecánico y les han cambiado hasta el timón por una cifra astronómica?
21. El chantaje Nada más bajo que jugar con esto. Algunas se proponen hacerlos sufrir y les provocan celos con personajes imaginarios, se mandan flores ellas mismas a nombre de otro, lloriquean para conseguir su afecto, se hacen las víctimas y en un momento de rabia deciden no ¿dárselo¿, como si solo él se privara de placer.
22. Las escrupulosas y las sucias En esta categoría entran las mojigatas y las que se pasan. Niñas, eso de apagar la luz, de poner cara de asco y de dárselas de sanas después de cierta edad no les luce. Pero ojo, cuando la mujer resulta más sucia que el hombre, también corre el riesgo de asustarlo. Eso sí, no se repriman y muestren sus armas poco a poco.
23. Que lo cojan de esclavo Mujeres, sus novios o maridos no son sus mensajeros, tramitadores, plomeros, electricistas, choferes y, además, buenos amantes. Eso de recógeme, llévame, déjame, pasemos por..., préstame y arréglame, no va. No se las dé de ama de Kunta Kinte.
24. Las comparaciones Si entre sus frases más comunes están ¿con mi ex hacía esto o aquello¿, ¿él era divino¿ o ¿él siempre me regalaba. . .¿, su relación no tiene futuro. Si los añora tanto, ¿por qué no está con ellos? Como reza la balada de plancha ¿ya lo pasado, pasado¿, entonces no arriesgue el futuro. Y si cree que el sujeto en mención debe ser como su papá, busque urgente ayuda psicológica.
25. Los cuestionarios Existen varios, pero uno de los peores es el del sondeo de número de novias, cuántas mujeres han pasado por su cama y cuál ha sido el mejor polvo. No insistan en saber en cuál puesto están y piensen, como dice en Desiderata, que siempre habrá alguien mejor y peor que tú.