El e-learning aporta una nueva posibilidad, hasta ahora desconocida, en el ámbito educativo: poder crear ambientes de aprendizaje centrados en el estudiante. Se acabó la unilateralidad característica de la formación clásica en el aula para dar soluciones sin restricciones de espacio ni de tiempo.
Una plataforma de e-learning se encarga de dar el soporte necesario al contenido, se trata de un escenario que, según Josep M.Boneu en ‘Plataformas abiertas de e-learning para el soporte de contenidos educativos abiertos’ se define en cuatro características básicas:
1) Interactividad: conseguir que el alumno/a que realiza el curso, es decir, que usa la plataforma, tome conciencia de que es el protagonista de su formación. No debe sentirse como un receptor más de una serie de contenidos que forman el curso, sino como un elemento más del proceso de aprendizaje
2) Flexibilidad: conjunto de funcionalidades que permiten que el sistema de e-learning tenga una adaptación fácil en la organización donde se quiere implantar. Esta adaptación se puede dividir en los siguientes puntos:
- Capacidad de adaptación a la estructura de la institución
- Capacidad de adaptación a los planes de estudio de la institución donde se quiere implantar el sistema
- Capacidad de adaptación a los contenidos y estilos pedagógicos de la organización
3) Escalabilidad: capacidad de la plataforma de e-learning de funcionar igualmente con un número pequeño o grande de usuarios. Que la propia interfaz esté preparada para albergar el máximo número de alumnos sin que ésta tenga problemas técnicos y de soporte en la puesta en marcha
4) Estandarización: hablar de plataformas estándares es hablar de la capacidad de utilizar cursos creados por terceros; de esta forma, los cursos están disponibles para la organización que los ha creado y para otras que cumplen con el estándar. También se garantiza la durabilidad de los cursos evitando así que estos queden obsoletos y además, como forma de realizar el seguimiento del comportamiento de los estudiantes en el curso