Ahora a todo el mundo le encanta planificar todos los objetivos del año y ponerse manos a la obra con el engaño de que ¡ por fin! este va a ser el año que esperaban. Bueno, como se suele decir... ¡depende!, y cómo canta la canción... ¿ de qué depende? Pues depende de tu actitud por supuesto, pero también depende de tus relaciones, de tu empresa u organización, de tu Gobierno, de ¡mil cosas! Sí, sí, por mucho que quieras cambiar, si tu pareja o amigos se encargan de hacerte la vida imposible, será complicado que no te afecte algo. Sí, sí, por mucho que quieras cambiar, si tu país se hunde, créeme que será complicado no seguir la estela.
¿Entonces Pedro? ¿Qué hacemos? Que no... que no es bueno recibir consejitos de otros, que eso es sólo para un ratito, pero que luego tenemos que vivir cada uno. A mí nadie me dijo que cambiara de contexto, y ahora me parece una acción fundamental en muchas situaciones. Tampoco me dijo nadie que hay momentos malos por los que hay que vivir, por mucho que no te los merezcas. No te preocupes, las mayores enseñanzas en esta vida las pone cada uno.
Pero sí os quiero dejar algunas cosas que personalmente voy a realizar para empezar el año con mejor productividad. Seguro que están en algún manual por ahí, pero las he meditado en mi propia persona, así que nadie me pregunte por las fuentes, porque salen de mi cabecita.
1) Apagar el Facebook: eso de dejarlo abierto y que a cada momento hace un "beep" para indicar que alguien ha comentado algo... ¡qué forma de llamar la atención! "Facebook, ¡porque no te callas!", como le diría alguno. Un cliente no firma un contrato en Facebook ni tampoco me va a decir que se ha muerto un familiar, así que puede esperar. Igualmente apagar el Twitter, Linkedin, Tuenti, VK, o las que sean ... por la misma razón de antes, no va a cambiar el mundo en instantes y nos roban la atención. Así que eso, las redes sociales apagaditas y entrando en los momentos que marquemos (por ejemplo al comienzo y al final de la jornada).
2) Apagar los chats: ya sea Skype, Hangout, Whatsapp, Line, o la última aplicación de turno. Si es cualquier conversación de trabajo, se agendan de forma seria, porque de otra forma es igual que tener el teléfono encendido a todo aquel que te quiere molestar gratuitamente.
3) Poner el móvil "boca abajo", porque ahora todos los móviles están conectados al mundo, y se ponen a parpadear cada vez que llega un e-mail o alguien ha dicho en una red social que se ha sacado un poco. Y como muchas veces nos "pica demasiado la curiosidad" lo atendemos. Voltear el móvil impide ver esa lucecita parpadeante, y mejor sólo atender a las llamadas.
4) Eliminar de la agenda/whatsapp las personas tóxicas. Son muchas personas las que nos roban la atención continuamente para contar penas y penas. " No sabes lo que me ha pasado", " No sabes lo que me han dicho", " ¡Ay qué mal estoy!", y así nos pueden hacer perder una larga hora de conversación en la que no han aportado nada y sólo han interrumpido lo que estábamos haciendo. En fin, borrar estos contactos (o marcarlos de alguna forma) y sólo atender llamadas productivas durante la jornada de trabajo. Si estas personas nos mandan algún mensaje ya molesto, en algún descanso les podemos mandar respuesta... " invítame a cenar a la noche y me cuentas ", y por lo menos economizamos el rato.
5) Dejar de amargarte por los problemas de los demás. ¿Pero qué te aporta? ¡Pero si es que muchas veces ni los quieren resolver!, y tú vas y te preocupas por ellos. Para la cabeza por Dios, que las personas son mayorcitas y si necesitan algo importante, que aprendan a pedirlo. Ojo, esto no es ser egoísta ni desconsiderado, es sólo permitir a la gente que madure por sí mismos.
Fuente http://www.pedroamador.com/focus
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