Cuando hablamos de temáticas relacionadas con el ámbito laboral casi siempre tendemos a hacerlo desde la perspectiva del trabajador y no del jefe o de un cargo superior.
¿Por qué?
Seguramente porque todos hemos ocupado un puesto de trabajador en algún momento de nuestra vida mientras que no todo el mundo llega a ascender posiciones en su lugar de trabajo.
Sin embargo, no podemos obviar el hecho de que encargados, coordinadores, supervisores y managers también tienen quebraderos de cabeza que les llevan a situaciones de estrés y fatiga.
Esto es lo que ocurre cuando tienen que enfrentarse a una situación en la que el rendimiento o la productividad no están siendo los suficientes para los buenos resultados de la empresa. En ocasiones el motivo de esto tiene relación con la desmotivación de los trabajadores y, como esos empleados no ofrecen los resultados esperados, se convierten en fuente de preocupación para sus superiores. ¿Cómo afrontar esta situación?
A continuación exponemos los 7 puntos que todo responsable con personal a su cargo debe seguir para poder manejar casos como los citados. Poniendo en práctica estos consejos, publicados en la revista Forbes, las personas que dirigen equipos podrán realizar sus tareas con una carga menos estresante.
1. Escuchar.
Suele ocurrir que cuando un empleado no ofrece el 100% de sus capacidades para el funcionamiento de la empresa dejamos de prestarle atención, algo que constituye un error.
Muchas veces, con el simple hecho de escuchar, podemos descubrir qué es lo que le ocurre y hasta solucionar el problema que hace que su labor no sea la óptima en su posición.
El enfado o disgusto con esa persona no deben anteponerse a la necesidad de atender las necesidades de nuestro trabajador. Al fin y al cabo, somos personas.
2. Establecer feed back.
Una vez detectados puntos de un trabajador que no son los óptimos, ¿por qué no hacérselo saber?
El feed back entre un responsable y sus empleados es necesario, y si hay algo que no se está haciendo de la forma correcta o si se percibe un ápice de desmotivación, lo mejor es hacérselo saber al interesado. La clave está en cómo hacerlo, una tarea que todo buen jefe debe aprender para que su equipo funcione a la perfección.
3. Documentar.
No se trata de espiar a los trabajadores ni mucho menos, pero si se detectan ciertos comportamientos o acciones inadecuadas en uno de ellos, es necesario reportarlo y dejar constancia de ello.
De esta manera, cuando haya que abordar el problema con el empleado, se pueden trabajar los puntos en los que se está fallando de forma concreta y, así, mejorarlos de forma conjunta.
4. Ser consecuente.
Si se establecen unas pautas de trabajo y estas no se siguen, la actitud de reproche ante esa situación debe ser constante. Lo que un jefe de equipo no puede hacer es reaccionar mal ante situaciones de incumplimiento de tareas en algunas ocasiones, y en otras no. Esto hace perder credibilidad.
Hay que ser consecuente y si se establece un timing que no se cumple, la reacción de disconformidad debe ser siempre la misma. Los empleados necesitan saber cuál es la dinámica de equipo que se sigue y qué acciones son prioritarias en su trabajo. El responsable es el encargado de hacérselo saber.
Los empleados necesitan saber cuál es la dinámica de equipo que se sigue y qué acciones son prioritarias en su trabajo. El responsable es el encargado de hacérselo saber.
5. No malmeter.
No hay nada peor que hablar mal de alguien a sus espaldas, y más en el trabajo. Si además quien vierte las críticas es un superior, la situación puede hacerse realmente desagradable.
El afectado no debe enterarse del descontento de sus jefes por su trabajo a través de compañeros, sino que éstos deben ser quienes se lo hagan saber. Además, ¿qué imagen ofrece un responsable que critica a sus empleados? Nefasta, evidentemente.
Antes de crear una situación así, lo lógico y más razonable es que el superior hable en privado con su empleado e intenten llegar a un entendimiento que haga que todo fluya mejor por ambas partes.
6. Controlar los pensamientos.
De nada sirve pensar en negativo sobre un empleado y darle vueltas siempre a lo mismo desde esa perspectiva. Hay que intentar pensar en positivo y creer que las posibilidades de esa persona son buenas.
Con ayuda o consejo ese trabajador puede mejorar en su labor, no hay que darle por desahuciado desde el principio. Un buen responsable debe creer en las aptitudes de sus empleados hasta el último punto.
7. Tener valor.
Como bien reza el dicho: "El toro, por los cuernos". Así que ante la falta de comunicación con un empleado o con un equipo lo mejor es atajar el problema de raíz y unir a ambas partes para hablar de ello. Solo de esta manera se conocerán ambos puntos de vista y se podrá trabajar en equipo para solventar el punto de desencuentro.
Hablando se entiende la gente y aunando esfuerzos, el trabajo siempre sale mejor.
Fuente: prevenblog