Clave Nº 1:
Vive totalmente en el “ahora”. Ocúpate del presente y no del pasado (que ya no está) ni del futuro (que aún no está). ¿Vives realmente en el “ahora”? Si observamos nuestros pensamientos en una actitud meditativa que excluya el intento de control y el juicio, probablemente descubramos que estamos constantemente pensando en el pasado o disparándonos hacia el futuro. ¿Y cuáles son las consecuencias?: que vivimos en un permanente estado de ansiedad, nos torturamos revisando una y otra vez lo que hicimos “mal” y algo muy simple: nos perdemos el presente.
El presente simplemente se nos pasa y recién contactamos con él cuando se convierte en pasado. Ese rebobinar continuo del pasado es algo no sólo tóxico sino completamente inútil. Lo adecuado es tenerlo como una valiosa referencia para nuestro aprendizaje. Y el proyectarnos hacia el futuro también es tóxico porque nos hace vivir en función de algo imaginario e irreal, puesto que aún no existe. Las personas que se proyectan mucho hacia el futuro suelen tener dificultades para disfrutar el presente. Son las que, mientras están cenando en vez de saborear lo que comen, piensan en lo que podrían almorzar al día siguiente. ¿Qué podemos hacer, entonces? Apoyarnos muy firmemente en este momento, pues es lo único que realmente existe y se trata del único tiempo en el cual disponemos del poder de experimentar, sentir, hacer, elegir y decidir.
Clave Nº 2:
Vive “aquí”. Relaciónate con lo que está presente y no con lo ausente. Vivimos en una cultura que nos enseña a vivir ansiosamente, en una permanente búsqueda de excitación y eso hace que nos sea muy difícil estar realmente, experimentar realmente, vivenciar realmente. La ansiedad es un disparador que nos hace alejarnos de la experiencia y buscar inútilmente otros ámbitos y circunstancias que en ese momento no están a nuestro alcance. Nuestro cuerpo está cómodamente instalado en la butaca de un cine… y nuestros pensamientos están paseando por la oficina. Aparentemente estamos viajando por un hermoso lugar -al menos quien mirara diría que efectivamente estábamos ahí- … Estamos de vacaciones, con todo a nuestra disposición para disfrutar plenamente… y nuestros pensamientos ya están de vuelta en las rutinas diarias del resto del año. ¿Si esto no es auténtica locura, entonces, la locura, qué es?