Hace poco les expresé mi decepción por la aceptación primero, y el rechazo posterior para presentar mi patente y software en el BDigital Apps para ayudar a los pacientes con enuresis nocturna. A pesar de ello me inscribí en la jornada para asistir a otras presentaciones de novedades en este campo tan apasionante de las tecnologías basadas en el móvil y más adelante en las tabletas inteligentes.
Sin embargo, pocos días antes recibí un correo electrónico de una estudiante del colegio La Vall de Bellaterra (Cerdanyola del Vallés) pidiéndome una ayuda para un proyecto de investigación que querían presentar, un grupo de su clase, como trabajo de final de curso. Su idea es proponer un dispositivo para adultos diseñado de tal forma que les avise para hacer pipí antes de que se le escape la orina sin darse cuenta (este trastorno recibe el nombre de incontinencia urinaria) y, al localizarme por el artículo sobre enuresis nocturna aparecido recientemente en un diario, pensaron que les podría ayudar en su proyecto. Ante la disyuntiva, no me lo pensé dos veces; podía haberles dicho que estaba ocupado, dejarlas en la estacada, ir a la magna reunión científica y santas pascuas pero, no. Decidí que mi obligación era ayudarlas.
Hacía tiempo que no pasaba un rato tan agradable con unas adolescentes educadas, estudiosas, divertidas e inteligentes. Tenían dos proyectos, el de la incontinencia y otro de robótica. Quedamos cerca de mi casa, vinieron en tren desde Bellaterra, anduvieron desde la estación hasta nuestro punto de encuentro y al salir iban a buscar a una amiga -a pié, por supuesto- para planificar la entrevista con una profesora de robótica de la UPC. No las conocía de nada pero las identifiqué rápidamente por su uniforme. Lo que leen: por su uniforme. Fantástico.
Fuimos a una granjita cercana que tiene unas mesas muy grandes y no es ruidosa. Las invité a tomar algo, por si tenían hambre, pero sólo pidieron agua y, una de ellas, una Coca-Cola. Comedidas y discretas al máximo. Traían su proyecto y sus robots LEGO en cajas tipo tupperware enormes. Después de pensar, explicar y examinar las posibilidades, cambiamos toda la estrategia"tecnológica" del proyecto. Antes de presentarlo me lo enviarán para que lo supervise. Será trabajoso pero no me importa; ellas serán el futuro, no pertenecerán a la generación ni-ni y seguro que su "heducación" será mejor que la de una ministra del 2008. (Vean el vídeo)