![Las Albarcas de Gaspar Las Albarcas de Gaspar](http://m1.paperblog.com/i/166/1669415/albarcas-gaspar-L-lhXeFB.jpeg)
Según Plinio, el invento del calzado se debe a un hombre llamado Tiquio, que era natural de Beocia. Al menos, aseguran que fue el primer hombre que utilizó el calzado. Los Egipcios, que fueron los primeros en usarlo en el año 3.500 a.de C. emplearon el papiro como materia para confeccionarlo. Los habitantes de la Península Ibérica, el esparto; los indios y los chinos, el junco. El cuero aparece en Grecia y Roma, para el calzado y las sandalias o cáligas y se le llamó "calsea", por estar curado con cal; luego usaron la "talonera", la cáliga o bota de montar hasta media pierna. Para dar realce a los actores, emplearon el "coturno", que fue creado por Esquilo. En la Edad Media, los antiguos francos llevaban una sandalia con "galgas" a la pierna, que era cada cinta de las que sujetan el zapato de las mujeres. En Inglaterra, hacia el año 1.089 se introduce la moda del calzado con punta aguda prolongada, que más adelante se ve curvada hacia arriba. El orígen del tacón se atribuye a Augusta, que lo utilizaba para disimular su corta estatura, pero con más verosimilitud algunos historiadores lo atribuyen a Luis XIV, por ser corto de talla y dicen que con ello realzaba su persona. "El Cámpago" era un zapato usado por los patricios en las épocas romanas y bizantinas, (campagus-borceguil). En el siglo VII ya existían las albarcas, según la obra de Francisco Villoslada, titulada "Amaya".
Según vos lo cuento así fue la cosa. Este fue el principio que tenía una solemnidad como de algo trascendental. Y no creáis que miento, que miles de testigos tengo. Estuve de vecero cuasi to el verano y, pasao el tardío me bajé un día al mercao de la villa, y diome por ir a comer a la tienda nueva, que además de taberna, vendían de to –como solían icir en la botica–. En lo que me engullí un cuarto de berdeles con pan y vino, fisgué a mi gusto y lo que más me llamó la tención, fue una gran cantidá de almadreñas de toas las clases y colores. Habíalas mu majas, bien repintás con barniz y brea o con tinta, y otras tostás talmente paecían. Entre colgauras de chorizo y ajos, había madreñas de fábrica mu abiertas de tarucos, bajucas y achaparraducas, y más pesadas que las de abedul, que no valdrían p'andar por riscos y camberas, tan estilizás, con gomas. Había tamién las largas y corochas y las pasiegas de morro alargao como un esquife; y pesqueranas, lebaniegas con hocico de gocho; cabuerniganas, castellanas, cabezonasnas, polentinas y pernianas con titu arriba; de Asturias y de León con festones en claro, hechas en mecánica, atadas por un cabo para no confundirlas al vender.