La nueva normativa que trata de igualar a las empleadas de hogar con el resto de los trabajadores se ha convertido en un arma de doble filo. Les reconoce derechos tan básicos como la baja por enfermedad o el descanso semanal de 36 horas consecutivas, pero obvia la prestación por desempleo y ha generado una incertidumbre que se refleja en las estadísticas. La crisis, sumada a la falta de información, ha dado lugar a que el número de altas de este colectivo caiga un 20% en un solo ańo.
Con el fin de frenar esta tendencia, la plataforma albaceteńa que defiende a este colectivo, integrada por organizaciones como Cáritas, Cruz Roja y el sindicato USO, ha puesto en marcha una nueva campańa informativa en la que anima al empleador a conocer todos los detalles de la reforma. Precisamente, representantes de este colectivo informaban ayer de los puntos positivos y negativos del decreto que entró en vigor el 1 de enero. Obliga a la inclusión de estas trabajadoras en el régimen general, así como a darlas de alta desde la primera hora de trabajo, a que cobren por enfermedad, tengan un contrato por escrito, descansen 36 horas consecutivas semanales y cobren un mínimo de 641,40 euros al mes.
La lectura negativa está en que no tienen derecho a prestación por desempleo y no se contempla la penosidad del trabajo que realizan.
En cualquiera de los casos, los empleadores deben saber que aunque la trabajadora solo acuda a su casa durante dos o tres horas a la semana la debe dar de alta en la Seguridad Social en función de ese tiempo. Este trámite, que en algunos casos ha resultado disuasorio, no tiene complicación. No obstante, las dudas se pueden resolver acudiendo a USO, Cruz Roja, Cáritas o en la misma Seguridad Social.