Pero lo que impide que se pueda vencer a este hombre, es que se halla gustoso con su sistema y manera de obrar. En efecto, si los primeros amores parecen en general más honestos, y como se dice, más puros; si, a lo menos, son más lentos en su marcha, no es, como se piensa, por efecto de delicadeza o de timidez, es que nuestro corazón, admirado de un sentimiento desconocido, se detiene, por decirlo así, a cada paso, para gozar de las delicias que experimenta, y es tan grande este influjo en un corazón nuevo que lo ocupa hasta el punto de hacerle olvidar cualquier otro placer.
Las amistades peligrosas de Chorderlos de Laclos