Escrito por Federico Romero Díaz
Cuando queremos hablar del poderío militar romano parece inevitable hacerlo en términos terrestres. Lo primero que hacemos es recurrir a hablar de las legiones y de su evolución, de sus éxitos militares, de su organización y de su prolongada evolución a través de los numerosos siglos de la historia de Roma. No nos equivocamos, pero no es correcto del todo porque dejamos de lado un importante factor del éxito romano en la guerra: su poder en el mar.
Roma tuvo desde el principio de su historia una importante relación con el medio acuático, tanto fluvial como marino, y en ese medio debió enfrentarse a poderosos enemigos como etruscos, griegos, cartaginenses, piratas de diferente origen, etc. A todos ellos los acabó venciendo, pero ¿con que armas?
Vamos a darle un rápido vistazo a algunas de las claves del éxito romano en el mar y al las armas de las que se valieron para conseguirlo:
EL ROSTRUM
El espolón fue inventado por los fenicios en el siglo VIII a. C. Fue usado durante la antigüedad y era una parte importante de las galeras fenicias, griegas y romanas. En las naves romanas se denominaba rostrum e iba sólidamente fijado a la proa a mayor o menor altura de la línea de flotación, aunque casi siempre a la altura de ésta.
Era utilizado como arma para embestir a la nave enemiga, para tratar de hundirla y dejarla fuera de la batalla. Las naves de guerra en época romana no solían llevar lastre por lo que rara vez se hundían en batalla. Normalmente se quedaban semi-sumergidas, pudiendo el vencedor remolcar la nave afectada a la costa, repararla y utilizarla en beneficio propio. Determinó las tácticas de la guerra en el mar por muchos siglos, siendo en ellas fundamental la pericia y la experiencia de las tripulaciones de los barcos.
EL CORVUS
En el siglo III a.C. las batallas en el mar se ganaban gracias a la capacidad de maniobra y la habilidad marinera de las naves de guerra que fundamentalmente buscaban embestir a las naves enemigas con sus rostra, una especie de espolón metálico colocado en las proas de los barcos. Los daños causados por el golpe en el casco dejaban a la nave alcanzada fuera de combate, sin capacidad de maniobra y habitualmente semi-sumergida ( las naves de guerra en esa época no llevaban lastre, lo que hacía que no se hundieran normalmente. Esto permitía a los atacantes remolcar con facilidad la nave vencida hasta la costa donde, tras reparar el daño, podía ser utilizada en beneficio propio, sin lucha directa con la tripulación enemiga que bastante tenía con evitar la muerte por ahogamiento.
Este planteamiento de los conflictos navales en plena Primera Guerra Púnica( 264-241 a.C) perjudicaba claramente a los barcos romanos con mejor infantería de marina pero con tripulaciones menos experimentadas. La manera de inclinar la balanza a su favor fue el uso del corvus.
¿En qué consistía exactamente? Era una especie de puente de abordaje que en su parte superior tenía una pasarela con una barandilla de unos 60 centímetros de alto destinada a proteger a los romanos de los proyectiles rivales y que impedía que en el abordaje cayeran al mar. Además permitía a los infantes de marina romanos pasar a la nave enemiga. Acababa en su parte inferior en un gancho metálico fijaba al rival junto a la nave romana. Normalmente se instalaba en vertical, unido al mástil de la nave y un sistema de rodamientos permitía moverlo en la dirección más conveniente.
Por las fuentes sabemos que la primera vez que se utilizó fue en la batalla de Milas(260 a.C) en la que 143 naves romanas al mando de Cayo Duilio se enfrentaron a 130 naves cartaginesas. El romano consciente de la mayor destreza de sus enemigo cartagines en el mar, ideó este arma que cambiará la manera de hacer la guerra en el mar. La batalla no pudo salir mejor para los romanos que hundieron una 50 naves púnicas, hicieron prisioneros a más de 3.000 enemigos y acabaron con otros 7.000. En las bajas romanas solo hubo que contar un barco perdido y algunos cientos de tripulantes. Es la primera gran victoria naval de los romanos. Además acabaron con la confianza en la superioridad naval de los cartagineses que perdieron la guerra dejando a Roma como la dueña del Mediterráneo occidental. Se celebró un sonado triunfo en Roma y se construyó con los espolones enemigos capturados la columna rostrata.
El corvus, que apenas dañaba el casco de las naves, permitía a los romanos repararlas rápidamente y usarlas en la misma batalla contra sus enemigos, antiguos dueños de la nave. Este arma había eliminado de golpe la ventaja cartaginesa en el mar, ofreciendo varias ventajas que favorecían por su forma de combatir a los romanos, sin embargo se dejo de utilizar relativamente pronto. Las causas debieron ser varias. Algunos autores defienden que el peso de esa estructura desestabilizaba las naves y aumentaba el riesgo, otros que tras la victoria en la Primera Guerra Púnica y la hegemonía en el mar que esa victoria le supuso a Roma ya no eran necesarios. No se sabe con certeza el motivo real aunque si se puede decir que en la batalla de las Islas Egadas, en el 241 a.C, ya no se utilizó.
Son muchas las teorías que se han elaborado sobre el porqué de su abandono. Unos dicen que desestabilizaba por su peso las naves romanas, especialmente en condiciones de navegación adversas aunque lo más posible es que la propia mejora en las habilidades marineras de los romanos, que ahora ya podían medirse de igual a igual con sus enemigos tradicionales en el mar lo hicieron innecesario. Lo que si sabemos es que los romanos dejaron de utilizarlo y que utilizaron las tácticas tradicionales de combate en el mar con bastante éxito por cierto. Por ejemplo en la batalla de Ecnomo(256 a.C) los romanos hundieron 30 naves cartaginesas embistiendo con sus rostra y apresaron otras 64 mediante la técnica del abordaje.
EL ARPAX
En el 36 a.C, Agripa lo utiliza en la batalla de Nauloco contra la flota de Sexto Pompeyo con muy buenos resultados. Consistía en un arpón que se lanzaba desde cubierta, utilizando catapultas. El arpòn iba unido a un largo eje forrado de metal que protegía el proyectil e impedía que el enemigo lo cortara y se liberara. Fue un éxito total para el bando de Augusto que solo perdió en el enfrentamiento tres naves. Solo 17 naves de Sexto Pompeyo lograron escapar, 28 fueron destruidas y el resto capturadas.
FUEGO
Los barcos en la Antigüedad, fabricados con madera en sus cascos, lino y cuerdas en sus arboladuras, eran presas fáciles del fuego que era utilizado en batalla como un arma más. Durante los combates se lanzaba brasas y brea sobre las naves enemigas. Agripa en Actium(31 a.C) hizo uso de este recurso frente a las naves de Cleopatra y Marco Antonio. No solo se utilizaban catapultas, también flechas y lanzas en llamas eran arrojadas contra las naves rivales. Dion Casio nos describe las consecuencias del uso de este arma en una batalla:
"Algunos de ellos, especialmente los marineros, murieron a consecuencia del humo antes de que les alcanzaran las llamas, otros en cambio se asaron en medio del incendio como en un horno. También otros perecieron abrasados por sus propias corazas, que alcanzaron temperaturas muy altas...."
A veces los barcos utilizaban grandes braseros colocados estratégicamente alrededor del barco como arma defensiva para impedir que las naves enemigas se aproximaran para abordarlos. Otra manera de usar el fuego como arma, ofensiva en este caso eran los brulotes. Eran pequeñas embarcaciones, o barcos muy deteriorados para prestar un servicio normal que eran incendiados y lanzados a merced del viento contra la flota enemiga. Eran muy útiles contra formaciones navales cerradas para la batalla o contra flotas ancladas en puerto. Este arma se uso con éxito por los vándalos en el 457 d.C contra la flota romana que vio como la mitad de sus barcos fueron pasto del fuego.
FUEGO GRIEGO
Sabemos que fue utilizado con fortuna para frenar el asedio musulmán contra Constantinopla en el 673. Los romanos contaban con los servicios de Calínico, refugiado en la capital ante el avance en Asia del islam. El ingenio de este hombre hizo posible instalar en la flota romana un arma que resultó mortal para los barcos musulmanes. El fuego griego era un tipo de nafta, o petróleo refinado al que se le añadían otros componentes, como azufre, resinas, cal, etc que era arrojado sobre las embarcaciones enemigas usando unos sifones hidráulicos hechos en bronce. La llama no se podía apagar con agua que avivaba más la llama abrasando sin remedio todo aquello que tocaba. Su composición exacta era secreto de estado, tanto que a día de hoy desconocemos su composición precisa. También sabemos que el humo era extremadamente tóxico. Los romanos de Oriente también lo lanzaban sobre las naves enemigas utilizando vasijas de gran tamaño, lanzadas con catapulta o en pequeñas pequeñas vasijas lanzadas como granadas en el momento previo al abordaje.
TORRES
Las torres fueron utilizadas como elemento ofensivo montadas sobre la cubierta de las naves ya por los griegos. Conocemos su uso como arma de asedio en el enfrentamiento entre siracusanos y atenienses. Alejando Magno, las utilizó también en el asedio de Tiro en el 332 a.C y por fin un general romano, Marcelo, las usará, contra Siracusa en el 214 a.C. La idea era acercar las embarcaciones con las torres montadas lo más cerca posible de las murallas y una vez allí anclarlas para evitar movimientos y acceder a las murallas. A veces unían dos naves para conseguir mayor estabilidad. Su problema era precisamente ese, la estabilidad, bastando a veces un golpe de otra nave, o un fuerte oleaje para que se cayeran. El mejor lugar para colocarlas era el centro de las grandes naves, cuatrirremes o quinquerremes. Otro inconveniente es que disminuían la velocidad y la capacidad de maniobra de las naves. Conocemos su uso por Agripa, en el siglo I a.C, que ideó un nuevo modelo de torre plegable que se podía almacenar en la bodega una vez finalizada la batalla.
La sambuca, tuvo su origen en la guerra en el mar aunque su uso se extendió a tierra, era una torre que en su parte superior tenía un puente de asalto que al alcanzar la altura necesaria se desplegaba y permitía el asalto de los infantes a las murallas enemigas. Eran de gran tamaño y en su interior podían albergar también otras armas como catapultas o incluso arietes. Conocemos su uso por Marcelo en el asedio a Siracusa, antes citado.
MÁQUINAS DE GUERRA
En las cubiertas de los barcos romanos se instalaban catapultas, escorpiones, balistas, etc. Normalmente se adaptaban a las naves haciéndolas más pequeñas que las usadas en tierra para encajar en las cubiertas donde el espacio era mínimo. Una catapulta podía alcanzar objetivos a unos 200 o 300 metros y hacer varios disparos de rocas de más de 100 kilos antes de entrar en contacto con la nave enemiga.
Ya en el siglo IV a. .C los ingenieros del tirano de Dionisio de Siracusa desarrollaron el arco de torsión capaz de disparar tanto en horizontal, como en en vertical con un alcance de casi 300 metros, a lo largo del tiempo el mecanismo se fue estandarizando y mejorando aumentando su alcance hasta casi los 400 metros y precisión. Lanzaba proyectiles de 1.27 a 1.83 metros de largo que buscaban diezmar la tripulaciónque estaba indefensa ante la potencia de estas armas, que atravesaban los escudos de los infantes y las protecciones de cuero de las cubiertas con facilidad. Fue muy utilizado por los barcos romanos a lo largo de varios siglos.
A estas máquinas hay que sumar el armamento( espadas, jabalinas, etc) de la dotación de infantes de marina que portaba cada barco que también presentaba algunas adaptaciones a la lucha marítima, por ejemplo los escudos eran más pequeños y redondos conocidos como clípeos.
En resumen estas fueron las principales armas, tanto defensivas, como ofensivas que se usaron en los barcos de la marina romana, clave fundamental del poderío militar romano si queremos entender como la Ciudad Eterna extendió su influencia todo el Mediterráneo, ríos como el Danubio o el Rin o a las costas del norte de la Galia o el sur de Britania.
BIBLIOGRAFÍA
FUENTE PRINCIPAL
Este artículo esta basado en:
Si quieres aprender más:
https://gladiatrixenlaarena.blogspot.com/2018/05/la-marina-romana.html
"La navegación romana" Universidad de Valencia
"The Roman Army and Navy", David Potter, 2004, Cambridge University Press.