Las armas secretas - de julio cortázar

Flaco entrañable, siempre serás un reto cada vez que accedo a alguna de tus lecturas.
Siempre es un placer leerte, puesto que la multiplicidad de tus temas te permite retorcer el lenguaje de más maneras distintas.  Y esta es la mayor de tus grandezas, recordado Cortázar, tu capacidad de sacudir al mero leedor hasta hacernos, aunque sea sólo por un momento, auténticos lectores.
Las Armas Secretas, publicado por primera vez en 1959, está compuesto por cinco relatos que nos ofrecen un espléndido resumen de lo que es Cortázar; sus temas recurrentes, sus juegos lingüísticos,  y sobre todo, la inutilidad de las palabras para expresar la verdad.En Cartas de Mamá podemos ver ese París tan argentino característico de este escritor, un París en el que la inmigración vossea y toma mate mientras las cartas de la tierra materna hacen presente un pasado culpable y ya olvidado.
Los buenos servicios, de boca de una pobre sirvienta, nos muestra la falsedad que hay en las relaciones sociales burguesas y cómo una mentira puede adquirir matices de verdad solo con expresarla.
Las babas del diablo es el cuento más arriesgado en cuanto a lenguaje de todos los del libro, todo un ensayo acerca de cómo la perspectiva y el modo de contar las cosas influye en el mundo material.

Cortázar, cotidiano


 El perseguidor es considerado el mejor relato de este libro, y uno de los mejores de la obra global de Cortazar, y no con poca razón. En este homenaje a Charlie Parker, uno de los más grandes saxofonistas de New Orleans, se nos sumerge en el mundo del jazz y de la crítica, mientras hace una honda reflexión sobre las razones que mueven a crear arte, su verdadero significado y la multiplicidad de interpretaciones, entre las que no es necesariamente más verdadera la del propio artista que la del crítico que falsea datos o las del observador casual.
Por último, Las armas secretas es un relato de horror cotidiano en el que apariencias, recuerdos y realidad se mezclan, llevando a un final abierto en el que no deja claro qué interpretación es la real, ni siquiera si saberlo importa en realidad.