En tiempos de Franco, decía don Manuel mientras barajaba las cartas en la taberna de José, solamente estudiaban los hijos de. Los currantes de doce años como yo, denunciaba Manolo con la voz quebrada por la edad, apenas sabíamos leer y escribir. ¡Claro, si no teniamos ni para comer! cómo ibamos a aprender las cuatro reglas del saber. En días como hoy, el mensaje octogenario del ayer sigue vigente en la España en blanco y negro de Rajoy. Las aulas de Wert, como así se conocen en los foros educativos de la izquierda a los recortes educativos del ministro, son la mayor bofetada que se le puede dar a la inversión de un "producto tóxico" llamado educación.
Mientras en Japón las aulas son el camino idóneo para conseguir elevar el ascensor social desde los sótanos de la igualdad. En este país de curas y burgueses, la escoba de la derecha pone las zancadillas al hijo del mileurista para impedir que se levante de las miserias de su nido. La doble moral entre el discurso político y la praxis del presente, invita a la crítica de este blog a elevar las manos blancas del ayer contra los atentados civiles de las élites nefastas del poder. La receta insostenible de más tasas y menos becas solo conseguirá espantar de las aulas del presente a los descendientes de los cuellos azules que quieren y no pueden estudiar.
El éxodo educativo ante la falta de recursos situará a la marca España de los próximos lustros en los primeros puestos de la desigualdad. La generación mejor formada de toda la democracia lo tendrá muy difícil para conseguir la perpetuación de su estatus adquirido en el legado de sus retoños. La distinción entre uniformes y remiendos determinará el sino de millones de adolescentes que se verán a las puertas de desarrollar su talento ante los frenos de sus bolsillos. Es precisamente este golpe bajo al principio de igualdad el que deja en pañales a la derecha retrógrada de ayer.
El "tasazo" de Wert tendrá como consecuencia la descongestión de las universidades públicas y la masificación de las aulas en los centros de FP. El estruendo de los escombros por el ensanchamiento de los foros dejará sin voz a miles de interinos hacinados en las colas del Inem. A las pancartas de Bolonia por el coste de los postgrados les sumaremos la subida de las tasas para el estudio de los grados. Este encarecimiento por arriba y por abajo de la cúspide educativa siembra de obstáculos los huertos de la igualdad. Mientras los árboles de los ricos tendrán agua abundante para el fortalecimiento de sus ramas, las raíces de los pobres esperarán sedientas las gotas de la lluvia para conseguir aguantar sus maderas quebradizas. Duele.
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