Este texto que podrán leer aquí forma parte de una maravillosa obra de ficción que está colocada en la sección internacional de El País, y su autor intenta, como buen día de los inocentes, colarnos su chiste (negrita y cursiva son mías):
Genio y figura; tal vez demasiado figura. Dominique Strauss-Kahn, detenido anoche por una supuesta agresión sexual, ha conseguido en los últimos años revitalizar un Fondo Monetario Internacional que languidecía -en el mejor de los casos- en su papel de bombero económico del mundo, ignorados sus consejos tras unos años en los que el FMI imponía a los países con problemas (latinoamericanos y asiáticos, durante los ochenta y los noventa) una severa cura de adelgazamiento con el sesgo neoliberal -y hoy totalmente desfasado- del Consenso de Washington. En estas llegó el huracán financiero internacional. Y el FMI, con Strauss-Kahn a la cabeza -socialista y francés, para más señas, en una institución acusada de ser el patio trasero de EE UU y el epítome de su política económica de desregulación y capitalismo de casino-, resucitó entonces a Keynes. Pidió estímulos fiscales en todo el mundo, consiguió que los emergentes -China, India y Brasil- contribuyeran a las arcas del FMI para volver a ejercer el papel de bombero en los países con problemas, fue uno de los ideólogos de sustituir el G-7 por el G-20 y, en fin, se le considera uno de los personajes capitales a la hora de impedir que la Gran Recesión fuera aún peor: una Gran Depresión en toda regla, al estilo de los años treinta del siglo pasado.
El FMI se ha quitado con Strauss-Kahn buena parte del marchamo de ultraortodoxo.
Un FMI keynesiano que lucha contra el mal y se codea con los países en desarrollo para ayudarlos desinteresadamente a solucionar sus problemas. Un FMI que no ha impuesto ni un recorte ni un adelgazamiento liberal -por parafrasear al autor de fantasía del momento- de las finanzas y empresas públicas a ningún país en esta gran crisis. Un FMI que no condena a ningún país a la deuda eterna y escucha sus plegarias. Un utopía capitalista sin parangón.
Ficción de la buena. Eso o nuestro amigo Claudi Pérez ha vivido con el cráneo introducido en su ano los últimos 3 años. Cosa que desde este blog nos parece improbable. Seguramente será otra cosa.