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'Las Aventuras de Tintín. El secreto del Unicornio': Prodigio visual, escasez argumental

Publicado el 31 octubre 2011 por Davicine
Las críticas de Carlos Cuesta: Las aventuras de Tintín: El secreto del Unicornio
'Las Aventuras de Tintín. El secreto del Unicornio': Prodigio visual, escasez argumental
Al final sí, entré en la proyección 2D de Las aventuras de Tintín, una película esperadísima sobre todo por los seguidores de los tebeos de Hergé, y de la que hemos venido dando cuenta en el blog. Confieso que nunca he sido muy fanático de esta serie de aventuras y que por ello el entusiasmo respecto de la recreación para la gran pantalla queda muy mitigado. Tanto que puedo resumir esta reseña diciendo que la película es un auténtico prodigio visual, de una estética preciosa y muy innovadora, pero con un argumento demasiado simple hasta para una peli infantil de aventuras, con un desarrollo acelerado y repleto de acción, de excesiva y fatua acción, si me lo permiten.
El Tintín de Steven Spielberg destaca sin duda por su espectacular forma de transformar en animación la imagen real rodada, y no difiere del cómic a la hora de retratar a un periodista repipi, aventurero, culto y valiente, envuelto en cualquier historia que se ponga a su alcance. Esta vez, un nuevo caso pondrá a Tintín (Jamie Bell, Jumper) tras la pista de un tesoro, después de conseguir una réplica de un barco de guerra, El unicornio, que encierra un sorprendente y suculento secreto. Siniestras personas, entre ellas el millonario Ivanovich Sakharine (Daniel Craig) están interesados por conseguirlo a toda costa, aunque eso suponga robar, matar o secuestrar al propio Tintín.
Retenido por Sakharine y sus secuaces, el protagonista terminará por escaparse y conocer al capitán del barco donde ha sido recluido, un marino experimentado, borracho y pendenciero, al que Sakharine ha logrado apartar del mando. Haddock (Andy Serkis) resulta ser el descendiendo de la saga de marinos que capitaneó el Unicornio, una estirpe sobre la que sopesa una decadente maldición y cuyo último descendiente es el único capaz de averiguar el secreto del barco hundido. Juntos, Haddock y Tintín surcarán la memoria del capitán y los misterios ocultos en las réplicas de los barcos.
La verdad es que en la sala me sentí un bicho raro, quizá porque no soy seguidor de las aventuras de este personaje, aunque sea para mí una figura bastante familiar; también porque en torno a mí los niños se lo pasaban como enanos con las caídas de los personajes, los trompazos, y por las apariciones del inteligente perro Milú. Para mí, lo que pasaba ante mis ojos era una alocada sucesión de acertijos previsibles y forzadas consecuencias.
Ahora, lo que sí me provocó muchas risas, y me parece lo mejor de la película, son los embrollos provocados por el peculiar alcoholismo del capitán Haddock. Serkis nos vuelve a deleitar con un abanico de gestos y aspavientos interesantísimos. En esta película, de poca interpretación y mucho gag, Haddock es una maravilla imprevisible que alborota la narración constantemente. Él y sus recuerdos, olvidados por el continuo consumo de whiskey y ron, son la clave para resolver el entuerto. Hernández, Fernández y sus despistes tienen un hueco para el humor en este largometraje del que ya se sabe que habrá secuela, algo imprescindible tal cual está planteada.
Mención aparte merece la polifacética capacidad de Tintín para pilotar cualquier tipo de vehículo, conocer cualquier dato histórico, pelear, ejercer de pistolero con la sangre fría suficiente para apuntar su pistola mientras un avión le ametralletea sin piedad. El despliegue imaginativo de Spielberg y Peter Jackson (algo habrá tenido que ver en esto como productor) ponen al joven periodista a la altura de Indiana Jones fusionado con un incipiente Rambo, o un superagente secreto.
Me queda la curiosidad de saber si la versión 3D es mucho más espectacular y por tanto el auténtico objetivo de los responsables del film, pero soy un descreído de este nuevo formato y una buena película no necesita de tanta dimensión para maravillar. Ahora bien, por lo que he podido ver, a los niños esta película, y sobre todo los chascarrillos de Haddock, les encanta. Un viaje por el mundo, una incitación a conocer, a saber a través de la aventura. El conocimiento como utilidad, la iniciativa como valor humano fundamental y la valentía como requerimiento indispensable son algunas de las cosas que los pequeños pueden aprender de Tintín.Muchas más noticias en No es cine todo lo que reluce.

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