El colmo de la animación es grabar a actores reales para luego pintarles con ordenador.
Es el más absurdo sacacuartos que jamás imaginó el hombre, el odorama le dá mil vueltas y seguro que aporta mucho más al mundo del cine que este pesado, caduco y rancio experimento.
A veces hay que pensar en la jubilación.