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Vejiga no fue más
allá del metro cuarenta y cinco de estatura,
su padre, alcohólico y drogadicto
no lo maltrataba, pero tampoco lo envío a la escuela ni le llamó
la atención, cuando a los diez
años empezó a fumar tabaco y marihuana.De cuerpo menudo, rostro oriental, labios apenas visibles en
una boca abultada como pintarrajeada de manera poco seria, en
una cabeza gris también menuda; se
paseaba descalzo, exhibiéndose por las calles del pueblo con
un enorme cigarro pegado a los labios. Andaba, arqueando los brazos y la espalda,
pretendiendo verse intimidante, mas, solamente causaba risa a quienes lo
veían.
Vejiga era pequeño de la cabeza a los pies y su máxima
aspiración, era tener el reconocimiento de la gente que lo conocía.