Continuamos aquí con nuestro decálogo sobre las diez averías más frecuentes que podemos llegar a sufrir cuando salimos con nuestra bicicleta a rodar, así como con trucos para intentar corregirlas en el mismo sitio donde las suframos, para intentar conseguir llegar a casa. Eso sí, tenemos que advertirte de que nuestra recomendación es que siempre, en averías que pongan en peligro la integridad del ciclista (esto es, aquellas que puedan hacer varias tu equilibrio sobre la bici) recurras siempre a alguien que te lleve o al transporte público...porque la seguridad es, siempre, lo más importante...
- Rotura de radio. Esta es otra de las más habituales, verdad. Esa sensación de que tu rueda, generalmente la trasera, te pega un pequeño latigazo en cada circunferencia que hace, y que además puede llegar a rozar contra la llanta. En otras palabras, que te va frenando, te va frenando mucho. Los radios se pueden romper por muchas razones, y el azar no es la menos frecuente de ellas. De hecho seguramente sea la que provoca más de estas averías. Pero al margen de esto el excesivo peso puede provocar roturas de radios (si estás gordo vas a romper más radios, amigos), igual que el transitar habitualmente por carreteras en mal estado a gran velocidad (el traqueteo puede aflojar los radios, e incluso un bache cogido demasiado rápido puede llegar a romperlos) o, en definitiva, tener una rueda mal radiada, un defecto de fábrica o del montador de los radios que tienes que corregir rápidamente, porque de lo contrario se convertirá en toda una tortura.
La prevención de esta avería, por lo tanto, nos habla de la necesidad de adaptar el número de radios de nuestra ruedas y su disposición a nuestro peso, intentando evitar ruedas ultraligeras o de pocos radios si vamos a transitar por carreteras poco cuidadas, si nos sobran algunos kilos o, en definitiva, si pensamos usarlas mucho. Un buen mantenimiento periódico, centrando las ruedas cada poco, puede ser otra buena solución.
Si nos ocurre esto en carretera tenemos varias formas de solucionar el asunto con dignidad para conseguir llegar a casa. La más segura es retirar el radio roto con cuidado (de lo contrario se podría enganchar con el pión o la horquilla y provocarnos un susto) y aflojar ligeramente los radios anterior y posterior al roto, para conseguir que la rueda esté menos descentrada. Igualmente podemos abrir ligeramente el puente del freno para evitar que roce la llanta con la goma y nos vaya frenando todo el tiempo.
- Rotura del clave del freno. Esta es otra avería relativamente frecuente y que puede provocarnos un gran susto. Y es que hablamos de que se rompa el clave del freno, lo que, como comprenderás, puede llegar a ser motivo de caída si nos pilla en un mal lugar y momento. Por eso la primera recomendación al respecto es que no pierdas la tranquilidad e intentes frenar con el freno que te quede en perfecto estado de forma paulatina, nunca en seco, con el fin de evitar la caída.
El cable del freno se puede romper por dos razones principalmente. La primera es porque haya acumulado demasiados kilómetros sin un mantenimiento adecuado. La segunda, derivada de esta, es que no se haya engrasado con frecuencia. Ambas razones van "secando" el clave y haciéndole más rígido, lo que acaba provocando que en un momento dado se parta como una rama seca. Por ello el mantenimiento y el cambio regular de los cables es la mejor forma de evitar esta avería. Por cierto, aquí preferimos no contarte ningún truco para ir tirando hasta casa...los hay, y seguro que si enredas por la red los puedes encontrar...pero a nosotros nos parece tan sumamente peligroso que no queremos animar a la gente a que haga esas locuras...
El próximo día te seguimos dando algunas claves sobre las averías más numerosas en la carretera y la mejor forma de afrontarlas.