El comportamiento es un espejo
en el que cada uno muestra su imagen.
Goethe
Las Bacterias y los niños
Los bebes cuando nacen carecen de flora y la toman de su madre a través del canal de parto, con una proporción muy alta de
Lactobacillus. En cambio sí un bebé nace por cesárea tendrá una colonización bacteriana diferente, principalmente de
Proteobacterias, que son las bacterias que se encuentran en la piel, no siendo una colonización idónea para una persona. La microbiota de un niño se establece generalmente a la edad de dos años, pero se producen grandes cambios en el parto como hemos dicho, durante la lactancia, en donde la madre pasará bacterias a su bebe a través de la leche, y durante la introducción de la alimentación heterogénea. En un
estudio que se ha realizado por la Universidad de Ohio, en donde se han examinado heces de 77 niños de entre 18-27 meses, se ha descubierto que la abundancia y diversidad de ciertas especies de bacterias intestinales afectan al comportamiento de los niños, sobre todo en los varones. Esta relación existe incluso después de ver factores que se saben que afectan a un bebe a la hora de desarrollar su microbiota, tales como la lactancia materna, la dieta y la forma de nacer. Al estudiar las muestras de heces, hallaron que los niños que genéticamente tenían más diversidad de tipos de bacterias intestinales, solían tener comportamientos con un estado de ánimo positivo, curiosidad, sociabilidad e impulsividad. Los investigadores hallaron que los rasgos de personalidad extrovertida, en varones, se asociaban con la abundancia de microbios de las familias
Rikenellaceae y
Ruminococcaceae y de los géneros
Dialister y
Parabacteroides. En cambio, la asociación del temperamento con el microbioma intestinal en las niñas eran menor que en los niños. En las niñas, las conductas como el dominio de sí mismas, la necesidad de cariño y la atención focalizada, estaban asociadas con una menor diversidad de bacterias intestinales. Mientras que las niñas con una abundancia de
Rikenellaceae, parecían experimentar más miedo que aquellas con una mayor diversidad en la microbiota.
“Hay evidencias sustanciales de que las bacterias intestinales interactúan con la hormona del estrés -las mismas hormonas que están implicadas en enfermedades crónicas como la obesidad y el asma”, dijo la Dra. Lisa Cristiano, una investigadora del Instituto Estatal de Ohio de la Investigación Médica de la Conducta.
“El temperamento de un niño nos da una buena idea de cómo reaccionan al estrés. Esta información, combinada con un análisis de su microbioma intestinal, podría ayudar a identificar oportunidades para prevenir problemas de salud crónicos antes.”La Función de la Microbiota Las investigaciones recientes han demostrado que la microbiota no sólo digiere los alimentos y combaten las enfermedades, sino que también segregan sustancias químicas que van directamente al cerebro, regulando el estado de ánimo, como la serotonina, la dopamina y el ácido gamma-aminobutírico o GABA. Si te interesa el tema puedes seguir leyendo sobre él en la entrada
“Conexión entre la flora intestinal y el cerebro”. “Definitivamente hay comunicación entre las bacterias del intestino y el cerebro, pero no sabemos cuál comienza la conversación,” dijo el Dr. Bailey, que actualmente es investigador en el Hospital Nacional de Niños y miembro del Instituto Estatal de Ohio para la Investigación Médica de la Conducta.
“Tal vez los niños que son más extrovertidos tienen menos hormonas del estrés que influyen en su intestino con respecto a los niños tímidos. O tal vez las bacterias están ayudando a mitigar la producción de las hormonas del estrés cuando el niño se encuentra con algo nuevo. O podría ser una combinación de ambos.”Ratones sin Microbiota
Los cambios de conducta según la flora bacteriana también quedan reflejados en un
estudio de 2011 en donde los ratones carentes de microbiota, los cuales son utilizados por los científicos para hacer estudios de flora bacteriana, tienen un carácter diferente de sus congéneres con una microbiota normal. Este tipo de ratón, presenta conductas más temerarias, como correr grandes distancias campo abierto, idea nefasta si estás en la base de la cadena alimenticia. Pero lo realmente interesante es que en otro
estudio se demostró, que si a estos ratones sin microbiota se les introducía flora bacteriana, estos empezaban a comportarse de forma normal. Pero para que funcionase este trasplante de personalidad, los ratones no debían haber alcanzado la edad adulta. Parece ser que la plasticidad neuronal de la infancia, es determinante para crear las conexiones que determinan nuestra personalidad y una vez creadas es muy difícil cambiarlas. Otro dato importante acerca de los ratones sin microbiota, es que presentan deficiencias de memoria. Un
estudio demostró, que este tipo de ratones no recordaban objetos que ya se les había enseñado y volvían a explorarlos como si fueran un objeto nuevo cada vez que se les mostraba, cosa que no hacían el grupo de control con flora bacteriana normal.
En Resumen Evidentemente estamos a años luz de poder ir al médico y pedir que nos recete unos probióticos para que nuestros hijos sean más obedientes, o para que recojan su habitación. Pero como se puede ver, se ha abierto un gran campo de investigación, en el cual seguro que en el futuro se irá determinando exactamente que especies de bacterias interactúan con qué determinados rasgos de nuestra personalidad, aunque por ahora solo nos queda esperar. No obstante, lo que queda realmente claro es que hay una relación directa entre la flora y el cerebro, por tanto es sumamente importante crear en nuestros hijos una flora bacteriana variada y saludable, para evitar enfermedades y que su cerebro desarrolle todo su potencial.