Revista Ciencia

Las bacterias que derribaron a Goliat

Publicado el 17 mayo 2020 por Scarioshr Óscar Huertas @ScariosHR

La enfermera, escritora y estadística Florence Nightingale sentó las bases de la enfermería profesional y durante la guerra de Crimea convenció al gobierno británico para que por primera vez un grupo de enfermeras fueran a atender a los militares directamente en el campo de batalla. No en vano Florence fue la inspiración de Henri Dunant, fundador de la Cruz Roja y autor de las propuestas humanitarias adoptadas por la convención de Ginebra.

Las bacterias que derribaron a Goliat

Florence se dió cuenta en los hospitales de campaña que muchos soldados no morían por las balas y los traumas sino por infecciones subsiguientes seguramente causadas por la falta de higiene de los propios soldados y de las zonas donde se localizaban las camas. De modo que una de sus primeras acciones fue la de limpiar e higienizar los hospitales, camas y soldatos que en ellas se depositaban. A lo largo de esta guerra acumuló datos suficientes para convencer a todo el mundo de que en la guerra no se moría tanto por la propia guerra como por las infecciones y enfermedades.

Esto que ahora nos parece bastante obvio hubo que demostrarlo y es que es posible que algunas de las grandes guerras y conquistadores perdieran, no frente a sus enemigos, sino abatidos por infecciones y enfermedades. Es el caso de Napoleón y su retirada de Moscú en 1812. En aquel momento murieron más soldados franceses por tifus que por sus enemigos rusos.

El tifus es un conjunto de enfermedades infecciosas producidas por bacterias del género Rickettsia y que son transmitidas por la picadura de piojos, pulgas, ácaros y garrapatas que cabalgan a lomos de aves y diversos mamíferos. Es una enfermedad muy invalidante que produce fiebre alta, escalofríos, cefaleas y exantemas.

Las bacterias que derribaron a Goliat

Un grupo de investigadores de la U. de la Méditerranée en Marsella analizaron la pulpa de los dientes de más de 2.000 soldados que perdieron la vida durante esta campaña y estaban enterrados en fosas comunes y encontraron algunos tipos de tifus y fiebre de trinchera. Hasta un 29% de los soldados tenía evidencia de presentar Rickettsia prowazakii y Bartonella quintana. Del caso medio millón de soldados que fueron a esta campaña, apenas unos pocos miles volvieron o murieron meses después. Curiosamente Napoleón insistía en bañar y asear a los enfermos, pero claramente debió hacerlo también con los sanos. Quien sabe si a pesar del frío, el ejército de Napoleón no fue derrotado por los pequeños David que son las bacterias.


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