Servir, servir no nos gusta a ninguna... Preferimos que nos sirvan, la verdad, como a cualquier hijo de vecino. Y es que no hay nada más agradable que te lo pongan todo por delante. De eso las amas de casa sabemos un rato. Así que, si por nosotras fuera, todas las bandejas irían directamente a la pared. ¿Que no os lo creéis? Pues no debemos ser las únicas que pensamos así. ¡¿A qué inteligencia superior, fémina por supuesto, se le ocurriría la sabia idea de "estamparlas contra el muro"?!
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Aunque, volviendo a la realidad, hay que reconocerles su utilidad. Por eso, estampadas o no, nos encantan las bandejas, y más si tienen ese aire vintage tan atractivo.
¡Os deseamos un feliz y frío fin de semana a tod@s! (a los del hemisferio sur, calor, mucho calor, jeje).