Es curioso el proceso por el que elegimos visitar un lugar. La publicidad, haber sido iconos de películas o ser lugares peculiares cuya imagen ha viralizado en las redes sociales son hoy en día algunos motivos para colocar un destino en el mapa. Las Bardenas Reales llegaron a mí por la tercera de las formas. “Un paisaje similar al Gran Cañón del Colorado” es la referencia que me dieron y yo repetí a aquellos a quienes fui contando que iría. Mostrando, cómo no, también, sus imágenes más características. Y encontrado el momento, lo visité. Además, este curioso paisaje se encuentra a unas horas en coche desde mi casa. ¡Más fácil, imposible!
Situémonos. Las Bardenas Reales están en el sureste de la región de Navarra, cerca de Tudela y de la frontera con Aragón y a una hora más o menos de Pamplona, la capital de la provincia. El rasgo más particular de este vasto territorio semidesértico son algunas formaciones que se producen a causa de materiales de diversa naturaleza, que hace que la erosión limen algunas partes y pronuncien otras, dando como resultado los conocidos como “cabezos”.
Concretamente, en ocasiones, los materiales intermedios son arcillas y en la parte superior resiste una capa de arenisca y caliza, lo que hace que podamos ver una especie de gorro o sombrero a alguno de los emblemas de este lugar, como el más conocido de todos ellos: Castildetierra. Además, podemos ver terreno erosionado formando cárcavas, barrancos y mesetas llanas; una mezcla llena de encanto.
Pero digamos, no nos detuvimos demasiado en el lugar. En cambio, nos adentramos en este paisaje de formas imposibles para fundamentalmente maravillarnos mirándolo una y otra vez y disfrutar de una de esas estampas viajeras que tanto gustan, tan curiosas; ¡al menos a mí!
Cómo moverse por las Bardenas Reales
Llegando de Pamplona, la entrada a las Bardenas Reales da cuenta de que estamos en un entorno rural y verde. No obstante, pasado un tramo, la vida humana desaparece y el paisaje se hace árido. Nos adentramos en un territorio declarado Reserva de la Biosfera y que encierra también un valor ambiental y animal importante, con variedad de especies y paisajes. Veremos, no obstante, una pequeña parte de sus 41.845 hectáreas y diversas partes, conocidas como la Bardena Blanca -donde estaremos todo el tiempo-, El Plano -más al norte- y la Bardena Negra -situada al sur-.
A pocos metros de la entrada se encuentra el Centro de Interpretación de las Bardenas Reales, en el margen izquierdo de la calzada, donde podrás al menos hacerte con un mapa para situarte y quizás seguir las rutas hechas para caminar o ir en bicicleta. Además, a unos metros se sitúa un mirador donde hacer la primera panorámica del día, ya que es una vista muy general.
Datos prácticos:
–Para llegar a las Bardenas Reales, nosotros utilizamos coche propio. GPS y sin mayor complicación.
-Si quieres preparar bien una visita a la zona, quizás te interese saber que hay una compañía de guías de la zona. Hay gente que me ha advertido que si decides emprender caminos secundarios por tu cuenta, puedes llegar a correr peligro, ya que dado el momento, puedes llegar a perder la orientación.
-Además, hay que tener en cuenta que las Bardenas no sufren solo por los elemento naturales, sino por el impacto humano. De ahí que sea importante ceñirse a los caminos indicados. Por responsabilidad.
–Para hacer noche, la opción más asequible es la ciudad de Tudela, situada en torno a media hora de distancia en coche. Nosotros nos alojamos en el Hotel Santamaría, una buena opción a 62 euros por la noche. Puedes además aprovechar para conocer esta localidad navarra, que tiene encanto y un par de lugares interesantes para conocer. En ese sentido, hace poco hablamos en otro post también las visitas que podrás hacer en Pamplona, la capital navarra.