Con este sistema de primarias, una vez elegido el líder queda anulada la estructura del partido, no hay filtros que puedan contrarrestar algunas decisiones personales. Eso huele a “cesarismo”.
Cuando Pedro Sánchez vio que le era adversa la ejecutiva amenazó con consultar al comité federal y al ver que tampoco las tenía todas consigo amplió otro círculo y convocó a la militancia utilizando mensajes engañosos e intencionados. Eso no es serio, responde a una táctica personal de supervivencia. Para evitarlo en el futuro habrá que definir cuándo se da la palabra a los militantes, para qué temas, con qué criterios.
Por cierto, las bases laboristas inglesas aclamaron a Corbyn que acabará por hundir electoralmente al partido para regocijo de los conservadores.