El funcionamiento de los mercados financieros sigue una regla que me parece absurda y algo macabra, e incluso peligrosa a largo plazo para la salud de las bolsas: si la evolución de la Covid19 es positiva, bajan las cotizaciones; si la evolución es negativa, suben.
Macabro, ¿no?
¿A qué responde? Pues a que la economía mundial está dopada con los bajísimos tipos de interés provocados por las políticas laxas de los bancos centrales, y los inversores se han acostumbrado a ellas y quieren que no acaben nunca, aunque sea a costa de más Covid (¡y más muertes!).
No es nada sano que los inversores reaccionen así, porque todos esperamos que la Covid remita y las economías retomen una senda de crecimiento normal, y por tanto las ayudas a la recuperación sean innecesarias y se eliminen. Es absurdo que cuando mejor estemos las bolsas caigan estrepitosamente, como el yonqui que recae ante la falta de su chute diario. Pero acabará siendo así.
Hemos de estar preparados para el período de abstinencia.
¡Y cuanto antes llegue, mejor!