Revista Cultura y Ocio

Las bombas humanas de “Ginger y Rosa”. Una película de Sally Potter

Publicado el 23 octubre 2012 por Ruta42 @ruta42
Las bombas humanas de “Ginger y Rosa”. Una película de Sally Potter

“Ginger y Rosa”, de Sally Potter

En 1962 estalló una bomba. Una bomba anónima, una bomba muda hasta el grito final. Los que pudieron observarla, quedaron consternados, acongojados, sorprendidos,  y mudos de nuevo.  Quienes hayan visto la película de Sally Potter, quizás también sientan lo mismo.

“Ginger y Rosa” es la historia de dos adolescentes que viven su paso a la madurez durante la Inglaterra de los años 60.  Sus madres eran amigas; Ginger (Elle Fanning) vive con sus padres, el intelectual y libertino Roland (Alessandro Nivola) y Natalie (Christina Hendricks), su madre, ama de casa y antigua pintora. Rosa (Alice Englert), más que convivir, parece sobrevivir con su madre, Anoushka (Jodhi May), soltera desde que su padre les abandonó cuando ésta era pequeña.

Sus hijas serán también uña y carne, Ginger y Rosa pasan juntas la mayor parte del tiempo, e incluso visten la misma ropa. Pero la apariencia exterior nada tiene que ver con lo que, poco a poco, pasa por dentro. Ambas muchachas tienen intereses tanto diferentes, Rosa es creyente mientras que Ginger recibió una educación laica; Rosa sabe fumar, y Ginger prefiere ser activista. Pero todo esto carece de importancia al lado de lo que verdaderamente podrá separarlas: Ginger desea vivir para siempre, y Rosa encontrar el amor eterno.

La mecha, esa diferencia de las pretensiones de las adolescentes, ya se encontraba allí de antes, pero se prenderá con la separación de los padres de Ginger, que llevará paralelamente a un distanciamiento entre las amigas. La gran damnificada de ambas rupturas será Ginger, que se refugiará de su drama familiar y personal mediante el activismo: 1962 es el año de la Crisis de los Misiles Cubanos, y la adolescente protestará contra la amenaza nuclear.

El guión de Sally Potter narra de una manera abrumadoramente inteligente el paralelismo entre el desarrollo histórico de la crisis y el personal de la protagonista, cada vez más implicada en la lucha contra las bombas atómicas. Una manera de canalizar a través de la ideología los sentimientos de Ginger, que la contención emocional que se vive en el largo es casi tangible en la sala de cine.

A ello contribuye indudablemente el trabajo de Elle Fanning. La joven actriz resuelve un personaje difícil de manera impecable. Se hace con el papel y lo lleva a su terreno, consiguiendo la simpatía del espectador. La artista lleva a cabo la emocionante evolución que Sally Potter le dibuja a lo largo de la historia, en un trabajo interno que se exterioriza a través de sus silencios y sus gestos, y de la solo mirada de la actriz.

El desarrollo del guión consigue asimismo un ritmo de crecimiento parecido al de la evolución de su protagonista. Todo ello, aderezado con una dirección de fotografía digna de mencionar. La película se embellece con un Robbie Ryan que cuida la iluminación y color con lograda sensibilidad, además de aprovechar la expresividad de los ojos de Fanning, y hasta la última lágrima del resto del reparto.

Las bombas humanas de “Ginger y Rosa”. Una película de Sally Potter

Elle Fanning en el papel de Ginger

Porque el resto del elenco de actores y sus respectivos papeles tampoco desmerecen elogios en el resultado de una historia que crece hasta su final. La frivolidad que provoca la intelectualidad de Roland, del desarraigo de Natalie o la autoinducida subversión de Rose son sólo parte del complejo engranaje que forman los personajes de la película de Potter.

Bien es cierto que la película no se baraja entre las favoritas, ni levanta al público del asiento en una ovación tras los títulos de crédito. Si  “Ginger y Rosa” no gana la espiga, algo que, a riesgo de error, parece más que probable, quizás sería justo que recibiera algún tipo de mención. Habría que mantener en la cabeza el apellido Fanning, nunca se sabe.

Porque en 1962 estalló una bomba. Los misiles nucleares no destruyeron el mundo, pero hubo otro tipo de armas con las que Ginger no contaba, y contra las que nada pudo hacer. Y es que a veces es más fácil auxiliar al mundo que salvarse a uno mismo. 

Las bombas humanas de “Ginger y Rosa”. Una película de Sally Potter

Dafne Calvo

Por afecto o por defecto, pero me encanta el periodismo. Sueño con un mundo dibujado sobre viñetas, donde esté prohibido comer palomitas en el cine.

Blog - Más publicaciones


Volver a la Portada de Logo Paperblog