La negatividad, lleva invariablemente a la frustración, y cierto, aunque en mis escritos tiendo a ser negativo y algo frustrante a veces, no deja de ser un ejercicio de crítica constructiva que de vez en cuando hay que aligerar de peso para poder soportar la carga que se supone ejerce esa frustración en las espaldas de uno. Por ello, es necesario ser constructivo de vez en cuando, decir cosas buenas, lindezas, aunque haya que escarbar mucho en la mierda para encontrarlas.
Este post lo considero un ejercicio de salud mental que me recomendó mi querido lector, VivaMansell, que me instó a escribirlo porque le parecía interesante dado mi punto de vista poco influenciable…
Una de las grandes ganancias que hemos tenido en este 2011 que se nos acaba es la falta de discrepancias entre FIA y FOM, o sea, la falta del politiqueo a que nos tenían acostumbrados los jerarcas de ambas organizaciones, con sus constantes tiranteces y amenazas. Eso ha desembocado en un 2011 pleno de paz, que no es más que una bajada de pantalones de Jean Todt, que ha renunciado a manejar de alguna forma la F1 con tal de seguir beneficiándose del pastel.
El equipo Hispania Racing Team (HRT) también ha pasado a mejorar de situación administrativa, aunque en las pistas son tan malos o peores que en 2010. El cambio de dueños, abandonando el tinglado el desaprensivo Carabante y dejándolo en manos del Grupo Thesan Capital, empeñado de veras en la españolidad del equipo y en mantenerlo en Murcia, seguro que le hace bien a la estructura del equipo, que con Carabante estaba siempre esperando a que apareciese un postor que se hiciese con la escuadra hispánica.
Como ven, estoy comenzando de abajo hacia arriba. En Virgin poco se puede destacar, pero es de agradecer que un muy buen piloto como Timo Glock siga vivo en la competición, quizá muriendo lentamente, o esperando la oportunidad que le puede llegar cualquier día. Ojalá.
Pasando hojas lentamente, observo con tristeza que no hay nada bueno que decir de varios equipos y sus pilotos. Busco en mis recuerdos, escarbo con las uñas, pero no puedo ver esa pieza brillante en la arena. Hasta que llego a Peter Sauber, que aparte de haber cometido alguna cacicada, se ha engalanado con un piloto que tiene algo especial, sin volverse locos, Sergio Pérez. Me ha sorprendido gratamente la capacidad de lucha, de mantenerse firme y confiado en sus aptitudes. Empezó con malos resultados (con un estúpido revés de la FIA incluido) y con un accidente horripilante en Mónaco, pero pasito a pasito, luchador metódico, nos ha ganado a muchos. Sorprendente ha sido su forma de cuidar neumáticos en una par de carreras, dejando constancia de saber hacer algo que nadie –ni el mismo Button– ha sido capaz de hacer.
Y llego a Ferrari, y ustedes me dirán ¿qué de bueno tienes que contar de Ferrari? Poco, la verdad. Ese cambio de plantel que se inició con la contratación de Pat Fry, que unido al despido de Aldo Costa, parece que nos llevará a ver de nuevo a un Ferrari mandando en la clasificación… quizá dentro de tres o treinta años, cuando los coches vuelen y los pilotos manejen virtualmente su coche. Pero el paso valiente de renovación está dado, y hay que aplaudirlo.
De McLaren diré que me maravilla todos los años el afán de superación, el espíritu de trabajo y la brillantez de que hacen gala temporada tras temporada… y esta no ha sido excepción. Button ha vuelto a hacer de Chiapucci, y se ha creído que es bueno, pasándose por la piedra a figurines como Hamilton y Alonso. Sin brillantez, eso sí. Algo tendrá el británico. El otro inglés pasado al fuego, Hamilton, me ha maravillado, con esa capacidad de lucha, genialidad y entrega de la que solo él es capaz, fallando lo infallable en aras de la superación y la ambición que todo campeón debe poseer. Hoy perdió, pero no tiene por qué acostumbrarse a ello.
Y aterrizando en Red Bull, poco que añadir de lo que no se haya dicho ya. Gran coche que bordea el reglamento, con un Newey que sabe leerlo como nadie, con las cosas muy claras en cuanto a estrategia, y con un Vettel metido a estrella y al que le sigue faltando un hervor; nos lo demostró en Canadá cuando Button le apretó y el alemán dejó claro que comete errores si le presionan en demasía. Aun así, al teutón le faltaba mucho para ser campeón a mediados de 2010, y maduró como nadie ese mismo año y está en un proceso de consolidación que quizá sea pleno en 2012.
La última cosa buena que citaré será la cuestión de las gomas Pirelli. Ya sé que el amigo José Arce se me tirará a la yugular, pero a mí me ha gustado el comportamiento de las ruedas de la marca italiana, con unas degradaciones lineales que llegan a un momento de ruptura en el que el comportamiento del neumático se viene abajo de forma radical. Bueno, eso a veces, porque es evidente que el comportamiento inicial de las Pirelli era más de esa forma, y según avanzaba la temporada esta característica se atenuaba. Otro asunto es la nefasta elección de los compuestos para cada carrera por parte de los italianos, donde se han empeñado en favorecer al indomable caballito de Ferrari.
En resumen, una temporada con más oscuros que claros que, como toda fiesta, tiene una esencia digna y loable, que se va al garete cuando aparecen los borrachos en ella, degenerando poco a poco la diversión en una pantomina grotesca que termina al día siguiente, pero que es recordada con el tiempo como aquél feliz acontecimiento que reunió a tantos y tantos.