Revista Cultura y Ocio

Las brujas de Salem

Por Historicon @elhistoricon

Entre febrero de 1692 y mayo de 1693 se desató un periodo de histeria colectiva en algunos condados de Massachusetts, en la costa este de Estados Unidos. Entre 150 y 200 personas fueron detenidas y encarceladas bajo la acusación de brujería (aunque el número puede haber sido mayor si contamos las detenciones que no fueron seguidas de acusaciones formales), en una loca espiral de rumores, paranoia y fanatismo religioso. El resultado final fue que catorce mujeres, cinco hombres y dos perros fueron ejecutados en la horca (y no en la hoguera, como erróneamente se cree) bajo la condena de tener tratos con el Diablo; además, al menos otras cinco personas murieron en la cárcel esperando ser juzgadas o en las torturas que sufrieron para arrancarles una confesión.

El episodio ha servido posteriormente de inspiración a numerosas obras literarias, entre las que destaca poderosamente la obra de teatro " The crucible" (traducido al español como " Las brujas de Salem ") de Arthur Miller, quien utilizó lo ocurrido en esta localidad como metáfora de la llamada "Caza de brujas" que se desató en Estados Unidos en los años 50 del siglo XX, auspiciada por el senador Joseph McCarthy. En cualquier caso, lo que pasó en esta pequeña ciudad del este de Estados Unidos es una muestra de los peligros que el fanatismo religioso conlleva, y que tanto sufrimiento ha causado a la Humanidad a lo largo de su historia.

No podemos entender qué pasó realmente en Salem sin hacer una breve reseña de quienes eran los puritanos. Los primeros 102 miembros de esta comunidad religiosa llegaron a América el 11 de noviembre de 1620 a bordo del barco Mayflower, procedentes de Inglaterra. La razón del viaje de estas personas era la discriminación que sufrían por parte de los anglicanos. El puritanismo se basaba en las creencias calvinistas (que aplicaban con un intenso fervor) y creían que el anglicanismo no era lo bastante radical. Consideraban que la iglesia Anglicana no había terminado de romper del todo con Roma y la acusaba de estar demasiado cerca del poder (cosa cierta, por otra parte), preocupándose más de hacer política que de procurar la salvación de las almas de sus feligreses.

Un detalle importante es el papel de la mujer en su sociedad. No sólo estaban en un estado de completa sumisión al hombre, sino que también se consideraba que eran débiles de cuerpo y espíritu, hasta el punto de que llegó a celebrarse un concilio para debatir si tenían alma. Vivían totalmente entregadas a las labores domésticas y al cuidado de los hijos. Esta creencia tenía una doble vertiente; por un lado, se creía que eran las víctimas perfectas para los ataques del Diablo, y por otro se consideraba que cualquier mujer cuya conducta se saliera de lo que se consideraba normal era muy probablemente una bruja con poderes sobrenaturales, presta a hacer daño a la comunidad.

Este era el ambiente que se vivía en Salem, una ciudad de puritanos fundada en 1626 por Roger Conant. El fanatismo religioso, la creencia de que el Maligno les acechaba, y el constante miedo a los ataques de las fieras salvajes y los nativos constituían el caldo de cultivo perfecto para que se desatara la histeria colectiva al menor chispazo. A estos antecedentes hemos de añadir que el reverendo de la comunidad, Samuel Parris, había sido nombrado en un intento de tener en la comunidad un ministro permanente, ya que los tres anteriores se habían marchado al tener problemas para cobrar su sueldo de los habitantes del pueblo. Estos problemas se repetirían con Parris, lo que quizá explique su actitud en los juicios que siguieron.

El reverendo Parris tenía tres hijas y una sobrina a su cargo. Para cuidar de ellas contaba con una esclava procedente de Barbados llamada Tituba, que además entretenía a las niñas con cuentos de vudú y leyendas de su tierra. El 20 de enero de 1692, Elizabeth Parris (una de las hijas del reverendo) y su prima Abigail Williams empezaron a mostrar extraños síntomas: tenían convulsiones, fiebre alta y gritaban extrañas incoherencias que nadie entendía. Pronto otras cinco niñas empezaron a tener los mismos síntomas, a los que algunas añadieron que sentían mordeduras y picaduras en la piel. Unos días más tarde, la hija de Parris, ante una regañina de su padre, lanzó una Biblia al suelo y empezó a proferir todo tipo de blasfemias mientras saltaba de un lado a otro. El resto de las niñas comenzaron a imitarla. Preocupados, los habitantes de Salem llevaron a las niñas a un médico (tradicionalmente identificado como el doctor Griggs), quien no sabiendo qué les pasaba, sugirió que todo podía ser un caso de posesión demoniaca.

El reverendo Parris se convenció inmediatamente de que esa era la causa, ya que los síntomas de las niñas eran muy similares a los sufridos por otras de Boston y que estaban recogidos en un libro que había llevado consigo titulado " Providencias Memorables Relacionadas con Brujerías y Posesiones" (de resultas de ese caso una lavandera llamada Ann Glover, también conocida como " Goody Glover", y que trabajaba para la familia, fue acusada, condenada y ejecutada por brujería). Las niñas fueron presionadas para señalar a las causantes de sus males, y Elizabeth Parris señaló a la esclava Tituba, a Sarah Osborne y a Sarah Good. Osborne era una mujer adinerada que no había asistido a la iglesia en tres años debido a una enfermedad y a su afición al alcohol, y que estaba en pleitos con otra rica familia de Salem, los Putnam (casualmente, muchos de los acusados posteriormente mantenían disputas con esa familia), y Good era una indigente y marginada social que estaba embarazada en el momento de su arresto. Las otras niñas corroboraron la acusación.

Pocos días después, las niñas acusaron también a Martha Corey, una intachable anciana cuyo único pecado era afirmar que las " afligidas" (como se conocía a las personas afectadas por una posesión) mentían y que no había posesión demoníaca alguna. Se desató entonces una espiral de acusaciones entre vecinos. Todos vigilaban a todos y cualquier palabra precipitada podía ser el detonante de una acusación de brujería. Las mujeres acudían a los oficios con un capuchón para no ser reconocidas. Además, cuando alguien era arrestado podía buscar no ser condenado a muerte afirmando que era una víctima más y acusando a otra persona de ser bruja, lo que elevó la paranoia hacia límites increíbles; subió hasta el punto de que llegó a arrestarse a la hija de cuatro años de Sarah Good acusándola también de ser una bruja. Las acusaciones y los arrestos se hicieron masivos, y algunos vecinos aprovechaban la situación para señalar a otros con los que mantenían rencillas personales.

Hacia octubre de 1692 comenzaron a alzarse voces contra los procesos que se estaban viviendo en Salem. Entre esas voces destacó la del presidente de la Universidad de Harvard, que denunciaba lo que se llamó " evidencia espectral ", es decir, la acusación y condena basándose solamente en sueños y visiones. Poco después, el gobernador de Massachusetts William Phips prohibió nuevos arrestos. Se eliminaron muchas actas de acusación, dejando en libertad sin cargos a los acusados. No obstante, se siguieron celebrando juicios hasta mayo de 1693, aunque la mayoría de los acusados fueron absueltos y a los que no lo fueron se les indultó.

Muchas causas se han barajado para explicar el fenómeno de histeria colectiva en Salem, desde las rivalidades entre familias hasta la ingestión del cornezuelo (un hongo de efectos alucinógenos que crece junto al centeno y que pudo pasar a la harina con la que se hacía el pan), pasando por la situación de opresión que vivía la mujer en esa época. Probablemente la explicación es una mezcla de todo ello. Hoy en día Salem se llama Danvers, y es un turístico destino dentro de Estados Unidos aprovechando el horror que se vivió durante más de un año allí. Cuenta con un " Museo de las Brujas ", donde el visitante puede conocer la historia. Si viajamos a la costa Este de los Estados Unidos, no debemos olvidar visitarlo y recordar a las víctimas de la intolerancia y el fanatismo.


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