Revista Opinión

Las brujas, la inquisición

Publicado el 18 diciembre 2011 por Franky

menudo incluyo en mis escritos datos sobre la Inquisición, importada por España como tantas otras cosas. Los denuestos y críticas previsibles basadas en premisas erróneas son eso, previsibles, y las respuestas no me causan ni molestia ni trabajo porque son las mismas de siempre. Raras veces encuentro alguien con quien comentar, dialogar con objetividad sobre la Inquisición, sus pro y sus contra ubicadas en su tiempo.
Mi frase, ya debatida en una universidad escandinava: Nunca ha tenido un país una policía que haya sido tan efectiva y tan barata. Unas cuantas sotanas con sueldos que no se actualizaban durante décadas, hasta llegar a ser de miseria, mantuvieron un orden en un país y parte de sus colonias, que no eran pocas, durante siglos y además solo con un escaso número de penas capitales ejecutadas. Muchas fueron “in efigie”. Consideren los siglos que estuvo activa la Inquisición.
La mujer se ha llevado la peor parte durante siglos en Europa bajo diferentes religiones y sectas. La brujería sistemáticamente ha sido una válvula de escape a la incultura, el atraso, el miedo, una forma de encubrir sus propias vergonzosas lacras. Era suficiente practicar sencillos tratamientos con hierbas o ungüentos y ser condenada por brujería. La quema de brujas no ha sido monopolio de la Inquisición, de España. Creo que las últimas quemadas fueron en la avanzada, culta y demócrata Finlandia. Raro es el país que puede tirar la primera piedra. Bien es verdad que esto pertenece a un pasado cada día más lejano, ya casi no me siento culpable. ¡Cuánto me gustaría que todo el mundo pudiese escribir lo mismo! Se las descuartizó, se las quemó muertas y vivas, incluso hace dos mil años se las lapidaba.
Ligur


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