«Las campanas orgullo de Compostela y su gente habían sido fundidas en bronce de la mejor calidad con el propósito de equiparar su tañido a la voz del Hijo del Trueno: siete partes y media de mineral de hierro, dos y media de estaño traído en barco desde las islas Británicas, una pizca de plata y la temperatura exacta en el horno de piedra, a fin de completar la receta de un metal rojizo, sólido, compacto y hermoso a la vista, dotado de una sonoridad potente y cristalina a la vez…»
Reseña escrita por Maudy Ventosa.
La periodista y escritora Isabel San Sebastián presenta su última novela, Las campanas de Santiago, publicada por Plaza & Janés Editores. Es posible que también este libro haya nacido en Asturias y luego haya sido escrito en Madrid, como nos comentaba de su anterior obra, La Peregrina, porque tiene una unión especial con esta tierra y tal vez podamos reconocerla en la villa apartada que acoge y da seguridad a los que la encentran… pero eso está en el libro…
Todos las obras de esta autora parten de una investigación previa exhaustiva de los acontecimientos históricos alrededor de los que establece la trama; hechos históricos basados en el rigor y en la verdad para acercarnos a nuestra historia sin ambages ni medias tintas. Isabel San Sebastián pertenece a la Asociación de “Escritores con la Historia”, presidida por Antonio Pérez Henares, formada por los periodistas, escritores e historiadores de mayor relevancia en España.
Estamos a finales del año 997 de Nuestro Señor –aún faltan tres para el año 390 de la hégira que será el año 1000 según el cómputo de Dionisio el Exiguo que comenzaba en el nacimiento de Cristo, cuando se acaban las obras de la Gran Mezquita–. El gran ejército del Victorioso de Alá marcha camino de Compostela por la antigua vía romana que venía de Iria Flavia, al que se van uniendo los llegados en naos hasta Oporto que avanzaron hacia Galicia. La enorme hueste va dejando a su paso doncellas violentadas, soldados degollados, pirámides de cabezas cortadas en los cruces de las calzadas, poblados arrasados por el fuego… arrastrando cuerdas de cautivos cada vez más nutridas. Además, van acompañados de renegados cristianos que sirven de guía. Destrucción, muerte, fuego; humillación para los habitantes de los terrenos conquistados.
Pero ahora no se trata solo de rapiña, quieren minar la moral de los cristianos destruyendo y arrasando su santuario más venerado, escogido por El Hijo del Trueno como última morada: la basílica majestuosa en la que Alfonso el Magno transformó la modesta capilla primitiva hecha de barro y piedra, mandada construir por el rey Castro sobre las sagradas reliquias del santo.
El profeta Mahoma prohibía la utilización de campanas para convocar a la oración a sus fieles, por lo que en su camino de destrucción, los ismaelitas fundían las piezas que rapiñaban en las aceifas para aprovechar el metal o, simplemente, las destrozaban; pero las campanas de Santiago eran todo un símbolo para la cristiandad, no se trataba de unas campanas cualesquiera, sino de las que servían al mismísimo Santiago Apóstol, campeón de la hueste cristiana. Era perentorio silenciar su tañido a perpetuidad y hacerlo, además, de una manera que nunca olvidaran los reyezuelos rebeldes a la autoridad de Al-Ándalus. Ahí comienza el terrible peregrinaje de Tiago, nuestro protagonista que, junto a más de cuatro mil cristianos cautivos, marchan hacia la bella y próspera Córdoba arrastrando con ellos el horror, el hambre, el dolor y la muerte. Además de las campanas que ayudó a construir a su padre, herrero de profesión, llevan también las puertas de la basílica de Compostela.
Entraron triunfantes por la Puerta de Coria, también llamada Puerta de Gallegos. Y Tiago, de nuevo esclavo, albergó sentimientos que nunca había conocido cuando, nacido siervo, vivía con los monjes de Antealtares, sobre todo con el padre Martín que tanto bien le hizo: la dicha, el dolor, la amargura, el gozo, la ira, el odio, la añoranza, el miedo, la pena, el amor, el regocijo. Pero también la culpa. Algo nuevo para él.
Mientras tanto Mencía, su mujer embarazada, luchaba por sobrevivir y porque volviera a su lado.
Lenguaje rico y preciso al que nos tiene acostumbrados Isabel San Sebastián. Elegante siempre, incluso ante hechos tan duros y crueles como los ocurridos en los años previos al 1000 de Nuestro Señor.
PERSONAJES:
- Tiago, es herrero, como su padre. Nacido siervo, hijo de siervos del monasterio de Antealtares, acaba de obtener la libertad –manumisión–. Es de mediana estatura, piernas pequeñas, pecho ancho, brazos fornidos y manos callosas. Tiene el pelo largo y poblada barba, ojos enormes que cambiaban del gris al azul profundo. Y un enorme corazón que late por Mencía y por su fe inquebrantable.
- Mencía, es la mujer de Tiago. Nacida sierva, educada para hilar, tejer, coser, lavar, guisar… en una comunidad de monjas. Su cara está redondeada, y su sonrisa le abre hoyuelos graciosos; nariz chata, ojos color avellana… una real hembra, como decía Tiago. De carácter indómito.
- El Hayib Almanzor, Abu Amir Muhammad ben Abi Amir al-Ma´afiri, el Victorioso de Alá, el Azote de Dios, el general de la hueste invencible que asolaba las tierras cristianas desde hacía más de dos décadas. Su opulencia no oculta la deformidad de su espalda –una pequeña joroba a la altura del hombro derecho–, porte arrogante, arrollador, no exento de magnetismo. Modales refinados…
- Sus dos hijos: Abd al-Malik al-Muzaffar –habido con Asma, hija del general Galib– y Abd al-Rahmán –Sanchuelo–, libertino y vicioso, nacido de su esposa Aurora, hija de un rey de Pamplona.
- El padre Martín, de los hermanos de San Pedro de Antealtares, tiene una sonrisa bondadosa en un rostro surcado de arrugas. Tiago le debe la libertad. Ya casi está ciego, pero no quiere separarse del Apóstol Santiago, el Hijo del Trueno, que siguió asiendo su cabeza una vez decapitado…
- Audrius, es pescador, hermoso y fuerte, con una larga melena rubia; sus ojos son de un azul claro intenso. De su figura emana seguridad y aplomo. Hijo de un cautivo apresado en el mar Báltico.
- Ramiro, es el hijo de Tiago y Mencia. Reflexivo, proclive a la melancolía, pero no pusilánime. Astuto y perseverante. Muy parecido a su padre, aunque no lo conoció.
- Dolfos, –Lobo-, es tan bello y tan robusto como Audrius. Y tan rubio. Alegre y simpático.
- Mahmud, el estucador de la Gran Mezquita de Córdoba. Es de pequeña estatura, cabello y barba blancos, aspecto pulcro y manos callosas; era bondadoso y fue elevado a la categoría de amín –máximo representante del gremio de escayolistas ante el poder civil–. Su sangre es hispana.
- Rodrigo de Astorga, es el hermano del conde de Astorga, de elevada alcurnia, y guerreaba junto a él. De estatura elevada, fibroso; sus manos estaban acostumbradas a empuñar la espada; ojos azul claros, barba gris. Es íntegro y mantener el honor es imprescindible para él.
- Y Golo, el jefe de la guarnición, alto y corpulento, con una cicatriz en mitad de la barbilla; y Abdalá, que era un musulmán nacido en Berbería y criado según las enseñanzas del profeta; y la madre Trígida, mujer madura, alta y corpulenta, de barbilla orgullosa, frente serena, ojos limpios, porte digna que no altanero y voz firme que denotaba alta cuna; y Bruñilde, la monja de la mirada azul; y Hadiya –antes Eulalia–, menuda aunque esbelta, de piel muy blanca, melena larga trenzada, ojos increíblemente verdes, hermosa, hija de un muladí –un antiguo cristiano converso al islam–, que además es espontánea y seductora; y el pastor Benjamín, impregnado de bonhomía, con una voz que transmite paz y sosiego; y su hijo Pelayo… y muchos más que tendrás que descubrir en la novela…
SINOPSIS de LAS CAMPANAS DE SANTIAGO:
La autora de novela histórica más leída de nuestro país regresa con su proyecto más ambicioso: la apasionante aventura que forjó la España moderna, la Reconquista.
Compostela, año 997 de Nuestro Señor. Almanzor, «el Azote de Dios», se dispone a destruir la ciudad del apóstol Santiago, faro de la Cristiandad hispana y destino de un camino de peregrinación secular. En medio de la confusión, Tiago, un humilde herrero, se separa de su mujer, Mencía, embarazada de una criatura. Ella consigue huir. Él es capturado y forzado a cargar junto con otros prisioneros las campanas de la basílica hasta Córdoba en un viaje plagado de peligros. Comienza así una aventura trepidante que obligará a Mencía a luchar por sobrevivir mientras Tiago intenta desesperadamente regresar a su lado.
Lee y disfruta de un fragmento de la novela.
La autora:
Isabel San Sebastián Cabasés (Santiago de Chile; 15 de marzo de 1959) es periodista todoterreno. Ha trabajado en prensa (ABC, El Mundo), radio (Ser, Onda Cero, RNE, Cope, esRadio) y televisión (TVE, Antena 3, Telecinco, Telemadrid y 13TV), actividades a las que roba tiempo para dedicarse a su pasión de escribir. Autora de diversos ensayos, ha publicado en La Esfera de los Libros La visigoda (2007, Premio Ciudad de Cartagena), Astur (2008) e Imperator (2010). Sus cuatro últimas novelas, Un reino lejano (2012), La mujer del diplomático (2014), Lo último que verán tus ojos (2016) y La peregrina (2018) las ha editado Plaza & Janés. Todas ellas han gozado de gran éxito, y ya superan los 400.000 ejemplares vendidos.
El libro:
Las campanas de Santiago ha sido publicado por la Editorial Plaza y Janés en su Colección Éxitos. Encuadernado en tapa dura con sobrecubierta, tiene 464 páginas.
Cómpralo a través de este enlace con Casa del Libro.
Como complemento pongo el Booktrailer Las campanas de Santiago, de Isabel San Sebastián.
Para saber más:
Isabel San Sebastián en Wikipedia