Revista Opinión
Jorge Fernández Díaz, en un acto de la Policía.El ex concejal, Fernando Atienza, condecorado por la Policía. Jorge Fernández Díaz condecoró a la Virgen.
El Ministerio del Interior ha condecorado al exconcejal de Seguridad del Ayuntamiento de Coslada, Fernando Atienza, con una placa conmemorativa por “su inestimable colaboración” durante el tiempo que estuvo al frente de los servicios policiales y de emergencias del Consistorio. El distintivo fue entregado hace unos días, con motivo de la celebración del Día de la Policía. Pero Atienza, concejal del PP hasta las últimas elecciones, fue condenado por el Juzgado número 2 de Coslada a abonar una multa de 600 euros por propinar una patada a un anciano que protestaba por las preferentes en la plaza mayor del pueblo. El hombre gritaba contra la corporación municipal con un megáfono mientras el edil se le acercó por detrás y le soltó una patada en la parte posterior de la pierna. Ocurrió el 7 de junio de 2013. Un año y pico después era condenado y la Coordinadora de Asociaciones de Vecinos solicitó su “inmediata dimisión”. Atienza se encuentra actualmente imputado también por otro caso. El Juzgado de Instrucción número 6 de Coslada le investiga junto al que fuera su jefe de la Policía Local, Gabriel Ángel Cerrato, por supuesto acoso laboral sobre el anterior responsable del cuerpo, Ginés Jiménez Buendía. El tribunal le imputa coacciones, lesiones, prevaricación y un delito contra la integridad moral. Todo lo cual no impidió que el Ministerio del Interior condecorara al ex concejal. Este no es un caso aislado. Hay otros de signo contrario. Por ejemplo, una decena de agentes heridos durante sus actuaciones profesionales que recibieron la callada por respuesta. La política del Ministro de Interior, Jorge Fernández, es, en estos casos, algo extraña. Ha negado una condecoración a ciertos agentes, pero se ha volcado en otros personajes, como en el actor, Antonio Banderas, en la periodista, Ana Rosa Quintana, en el presidente de El Corte Inglés, Dimas Gimeno, así como en varios diputados de PP y PSOE, en empresarios, jueces, fiscales e incluso en altos cargos del Ministerio del Interior y de Vicepresidencia. Los motivos para conceder o no los galardones no se han hecho públicos. Otros policías solicitantes de una medalla han recibido un portazo en las narices. Es el caso de los agentes que rescataron a varias personas en un hotel que se incendió el pasado 4 de septiembre en Madrid. Algunos tuvieron que ser trasladados al hospital por problemas respiratorios después de su actuación, pero ninguno recibió el reconocimiento adecuado. Curiosamente, más de la mitad de las condecoraciones con distintivo rojo –que conlleva una pensión de por vida– han ido a parar a funcionarios de despacho, comisarios e inspectores jefe, que difícilmente pueden poner en riesgo su integridad sentados frente a un ordenador. Interior entregó 27 medallas a comisarios, 47 a inspectores jefe y 41 a inspectores. En total, si se suman otras 11 que han recibido comisarios e inspectores jubilados, la cifra asciende a 126 distinciones que han ido destinadas a jefes de la corporación mientras que sólo 64 funcionarios de las escalas inferiores fueron premiados con dicha medalla.El año pasado, el equipo de Fernández Díaz entregó una larga lista de medallas inexistentes hasta ahora. Seis de ellas tienen recompensa económica. Otras, al mérito policial, fueron otorgadas a Nuestra Señora María Santísima del Amor o a la Virgen para que “guíe a la Policía en la difícil misión que tiene encomendada”. Interior alega que “dan prestigio a la Policía”. En abril del año pasado, el británico The Guardian o en octubre, The Wall Street Journal, dedicaron amplios reportaje en su página web en la que se mofaba de dichas concesiones.La Dirección General de la Policía aprobó un informe favorable a la concesión de dicha condecoración. “Demuestran ser unos alumnos aventajados y al servicio de la iglesia católica –se lamentan algunos policías–. Hubiéramos hecho menos el ridículo si el ministro de Defensa hubiera condecorado a la cabra de la Legión. Al menos ella desfila con los legionarios”. Fernández Díaz ya se encomendó a Santa Teresa como “intercesora” para superar “estos tiempos recios”. También la ministra de Empleo, Fátima Báñez llegó a agradecer a la 'Reina de las Marismas', conocida vulgarmente como la virgen del Rocio, el “regalo” de la “salida de la crisis” y de la “búsqueda del bienestar”. Y Alberto Ruiz-Gallardón, siendo alcalde de Madrid, pidió a San Isidro que ayudara a todos a “sacar adelante” a la capital y a España y a crear puestos de trabajo. Sin olvidarnos, por supuesto, de Mariano Rajoy quien pidiera al apóstol Santiago: “Ayuda para no desfallecer en nuestra tarea de hacer de la política una actividad noble al servicio del bien común”. Ni del presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, que se encomendó a San Isidro para que “vuelva el empleo y la prosperidad para todos”.
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