La existencia de personalidades oscuras llama la atención, por un lado, y, por el otro, aterroriza pensar en ello. Pero también es el condimento esencial de muchas películas en las que el antagonista es el malo, con el que tiene que luchar el protagonista, y lo que da acción a la trama. ¡Qué aburrimiento de vida si no hubiera nada a lo que enfrentarse!
En la realidad también existen este tipo de personalidades que, en el mejor de los casos, generan microtramas. Aunque, en su peor versión, son arpías enmascarados que detonan grandes dramas en su hogares o lugares de trabajo. Hablamos de personas que contienen la triada oscura en su personalidad. Estos rasgos consisten en poseer remarcables aspectos de narcisismo, psicopatía y maquiavelismo, lo que se traduce en una actitud dominante y una concepción grandiosamente distorsionada.
De estos tres aspectos, el más peligroso es el de la psicopatía, del que ya he hablado en otros artículos, pero a modo de resumen se puede decir que es un perfil agresivo y brutal, manipulador y un estúpido moral, puesto que al no sentir, no puede aprender de la experiencia, y resulta reincidente en su conducta.
El siguiente más peligroso es el maquiavelismo, que nos recordará a Nicolás Maquiavelo: “el fin justifica los medios”. Esta faceta también recoge rasgos sociopáticos no muy extremos de falta de empatía y grandes habilidades sociales, pero con tendencia a la ausencia de asertividad. Es decir, la asertividad es aquella característica en la que expresamos nuestros deseos e interesantes sin herir a los demás; por lo que este tipo de individuos tienen magnetismo social, pero acaban hiriendo en algún momento a los que tienen a su alrededor.
Para ellos las personas también son meros objetos, las cosifican para exprimirlas a sus intereses y sacar un provecho egoísta. Tienen una mente en constante actividad con la que planifican estrategias a largo plazo para obtener beneficio de toda aquella herramienta que se les presenta delante. También tienen una gran habilidad para detectar debilidades ajenas y aprovecharse de ellas mediante la manipulación.
Al igual que los psicópatas, tienen una natural inclinación a la infidelidad. El punto en que se diferencian es que, los individuos que solo presentan maquiavelismo, son capaces de sentir por algunas personas y pueden experimentar cierto remordimiento por sus actos.
Por último, el aspecto narcisista, aunque el menos peligroso, también es capaz de socavar a las personas que tienen a su alrededor, como mínimo su paciencia. Son los que se caracterizan por la arrogancia del “yoísmo”. Necesitan tener a un grupo de admiradores que se mantengan por debajo de su “nivel” para el mantener el “subidón” de autoestima, porque, en realidad, estos seres tienen una autoestima muy baja. Las redes sociales de hoy en día han puesto al descubierto muchas personalidades de este tipo mediante la exhibición de sus cuerpos y de su maravillosa vida a través de fotos.
Estos tres aspectos se pueden presentar por separado, pero también es muy común que se den a la vez, sobretodo porque se podría decir que la psicopatía los incluye.
Así que, en resumidas cuentas, la investigación en este tipo de personalidades nos revela un oscurantismo potente que no solo está presente en las películas de acción o thrillers.