Revista Decoración
El término piscinas infinitas es de los últimos que han hecho aparición en el sector de la instalación y fabricación de piscinas, pero realmente alude a unos modelos que ya llevan un tiempo en el mercado y que se conocen como piscinas desbordantes, una opción cada vez más generalizada por las numerosas ventajas que presenta.
Las piscinas infinitas reciben este nombre porque, por su diseño sin borde visible en uno de sus lados, dibujan una línea que parece confundir sus límites con los del horizonte. Como además suelen instalarse en terrenos con desniveles, este efecto se hace aún más evidente.
Desde luego, disfrutar de un baño en las piscinas infinitas es un placer único, por esa sensación de inmersión en el infinito que provoca. Además, su aportación a la estética de un jardín es incomparable, sobre todo, en los de menores dimensiones pues se provoca un agrandamiento visual del espacio.
Otra gran ventaja de las piscinas infinitas es la mayor calidad y limpieza de sus aguas. Esto es consecuencia directa de su propio funcionamiento. En las piscinas infinitas, el lado que está bajo el nivel del agua hace que esta se desborde continuamente, yendo a parar a un canal que la transporta hasta la zona de filtrado para devolverla, en un circuito cerrado a la zona de baño. Este proceso de filtrado continuo propio de las piscinas infinitas afecta además al total de la masa del agua, lo que demuestra su mayor eficacia, ya que es imposible que se produzcan embalsamientos de aguas no limpias.