Toca en esta ocasión descubriros uno de los secretos de Madrid más peculiares que conozco. Una pícara costumbre que fue parte del día a día en la ciudad durante tres siglos, entre el XVI y el XVIII y que dio lugar a una arquitectura única. Las casas a la malicia de Madrid.
Para entender este concepto hay que retroceder hasta 1561, fecha en la que cambiará el destino de Madrid para siempre. En ese año Felipe II decide trasladar toda su Corte a Madrid lo que lleva consigo un importante aumento de la población. Sin embargo, la ciudad no estaba preparada para alojar, de la noche a la mañana, a tanta gente. Entonces, el monarca decidió aplicar la ' Regalía de Aposento ', as casas de más de una planta debían de ceder una a la Corte, para alojar a los funcionarios del Rey.
Esta norma, de obligado cumplimiento, sacó a relucir toda la picaresca española ya que a nadie le gusta meter en su casa a un extraño. Como la Regalía de Aposento sólo se aplicaba en aquellas viviendas 'de fácil partición' los madrileños aprovecharon ese resquicio legal. Así, se las ingeniaron para ocultar a la vista, desde el exterior, la existencia de otros pisos.
Las soluciones fueron de lo más diversas, desde construir tejados muy inclinados que dieran lugar a buhardillas secretas, hasta crear plantas intermedias, que no pudiesen ser consideradas como tales, construir debajo de la planta principal o un último truco que todavía apreciamos en alguna fachada. Éste consistía en colocar las ventanas a diferentes alturas, desordenadas, de tal forma que no se supiese que realmente correspondían a dos pisos diferentes.
La mayor parte de estas 'casas de malicia' se pueden observar por el Barrio de las Letras. Os recomiendo un juego, un paseo por la zona intentando localizar estas peculiares viviendas. Cuando paséis por algún edificio y observéis pequeñas ventanas en alturas, más o menos, "extrañas", no penséis que están ahí por casualidad.
En la calle de los Mancebos nos espera uno de los ejemplos más representativos de las casas a la malicia de Madrid.