Estamos en Liverpool en septiembre del año 1920. Brenna y Colm son una pareja de irlandeses que acaban de llegar en busca de mejor fortuna. Pero un revés, les deja sin casa y sin comida en la calle, por la noche, en un día lluvioso. Tienen dos niños de corta edad y Brenna está embarazada. Cuando empiezan los dolores de parto, Colm corre en busca de ayuda pero Brenna, que ya no aguanta más, ha de llamar a las puertas de la primera casa que encuentra. El ama de llaves, Nancy, le acoge y Brenna da a luz, en el suelo de la cocina, a una niña a la que llamarán Cara. Al mismo tiempo, en el piso de arriba, la señora de la casa llamada Eleanor, dará a luz a Sybill.Las vidas de las dos familias se van a entrelazar desde ese momento y a correr paralelas.
De su mano, vamos a recorrer parte de la historia de la primera mitad del siglo XX. El problema de la emigración, las revueltas obreras, la Segunda Guerra Mundial…
Me ha encantado, a pesar de que tenía serias dudas cuando lo cogí. Si lo elegí entre otros fue por el hecho de que tuviese por protagonistas a una saga familiar. Siempre me han gustado las novelas que se extienden en el tiempo y en las que conocemos a unas personas, a los hijos de esas personas, a los nietos…; si se extiende más de cien años mejor que mejor. En este caso, no se extiende tanto, sólo unos cuarenta años pero, aún así, nos da la posibilidad de conocer a los primeros protagonistas, así como a sus hijos y a los hijos de éstos, con lo cual al final acabas conociéndolos casi mejor que a tu propia familia.
En la novela se abordan bastantes temas y todos ellos de manera acertada.Empieza con la emigración de una familia irlandesa a Inglaterra. A principios del siglo XX Irlanda era un país pobre y los más aguerridos de sus habitantes se atrevían a emigrar, principalmente a países de habla anglófona, Inglaterra y EE.UU.
Cuando llega a Inglaterra, la familia Caffrey es muy pobre y no tiene casi para comer. Al principio se ve obligada a dejar a sus dos hijos mayores en un orfanato porque las condiciones en que viven son insalubres para los niños. Pero vemos como, poco a poco, gracias al tesón y a un golpe de suerte, van a mejorar su posición en la vida.Plantea también el tema de la Segunda Guerra Mundial. Odio las guerras y no me gusta leer sobre ellas pero, al final, sin pretenderlo, acabo haciéndolo muchas veces. En esta novela se cuenta la guerra desde otro punto de vista: el de las mujeres que participaron en ella. Se nos ha hecho creer que las mujeres sólo lo hicieron como enfermeras, pero no os esperéis encontrar aquí a unas seguidoras de Florence Nithingale, no. Aquí, las hijas de las dos familias participan en la guerra como conductoras u oficiales, haciendo labor de campo. Es otro punto de vista. A pesar de que hay escenas fuertes (no podría serlo de otra forma abordándose el tema bélico), se hace con la sensibilidad suficiente para no ser demasiado duro. Así que no temáis, no es de esos libros a los que hay que acercarse con un determinado estado de ánimo, sino que es apto para cualquiera. No quiero decir con eso que no vayáis a emocionaros o a derramar alguna lagrimilla, pero se puede leer sin necesidad de acorazarse.
Me confundió la contraportada del libro porque hacía parecer a Maureen Lee como una escritora de novelas románticas. No sé cómo serán el resto, ya que ésta es la primera novela suya que leo, pero ésta no es romántica. Claro que el amor aparece en ella, incluso en un primer plano, pero también lo hacen la amistad, la lucha por mejorar en la vida, la lucha por conseguir el reconocimiento de ciertos derechos, la envidia, la infidelidad, los celos…
Es una novela plural, con muchos temas. Y una novela coral, con muchos personajes. Sin embargo, se centra en los miembros de las dos familias y en quiénes se unen a ellos, prescindiendo del resto del mundo, Por ello, a pesar de que son muchos los personajes que aparecen, todos están bien desarrollados y diferenciados. Me da rabia cuando en una novela de repente aparece un nombre que se supone que ya lo ha hecho antes y no consigo recordar quién era ni qué pintaba en la trama. No ocurre esto en Las chicas de septiembre: cada personaje tiene su función y, una vez que aparece, salvo que muera, sigue allí de continuo, presente en las vidas de los protagonistas.
En cuanto al estilo, es fluido y logra interesar desde el principio. Es de lectura fácil, con la dosis justa de diálogo y descripción.
A mí me ha gustado mucho y, por eso, no puedo dejar de recomendarlo.