Las chicas del calutron

NINGÚN RATÓN EN EL MUNDO CONSTRUIRÍA UNA TRAMPA PARA RATONES de Albert Einstein

Quien haya visto la película Oppenheimer habrá notado que gran parte de la misma se enmarca en el Proyecto Manhattan con el fin de construir la primera bomba atómica que posteriomennte se arrojaría sobre Japón. Una parte del proyecto secreto lo desarrolló el Oak Ridge National Laboratory en Tennessee (USA). En estas instalaciones unas 10.000 jovencitas, la mayoría entre 18 y 20 años, llevaron a término un trabajo que fue fundamental para la fabricación de Little Boy. Se trataba de la bomba nuclear que dos años más tarde se lanzaría sobre la población civil de Hiroshima. (El hecho se comenta sólo).

Estas mujeres ajustaban los paneles de control de unas 1.500 máquinas (calutrones, vaya nombre) cuya misión era separar el uranio 235, más liviano, del uranio 238, más pesado para enriquecerlo y hacerlo más mortífero, como suena. El trabajo no era complicado, simplemente había que monitorear los medidores, conocer cuándo ajustarlo (cuando el dial se iba para un lado llevarlo al centro) y...bingo: trabajo realizado.

Su trabajo se consideró secreto de estado y, como tal, tenían prohibido contar y comentar nada de lo que en la instalación pasaba. Aunque en realidad hubiera sido imposible, porque ni ellas mismas eran conscientes de que se dedicaban a enriquecer uranio. No fueron informadas hasta el 6 de agosto de 1945, día en que se lanzó la bomba.

La Little Boy se cargó con 64 kilos de uranio 235 enriquecido. Su explosión produjo en un radio de 4,5 kilómetros una onda de calor de unos 4.000 grados centígrados y causó la muerte, como para ponerse a contarlas, de entre 50.000 y 100.000 personas. El 50% de las que no murieron por la explosión perecieron posteriormente por la radiación. A las mujeres que trabajaron en los calutrones se les midió todos los días los niveles de radiación sin sufrir ningún tipo de consecuencia. Unos tanto y otras tan poco. Porca miseria.