Las cigarras pasan varios años de su vida bajo tierra para luego emerger y alimentarse de la savia de los árboles. Esta savia es rica en carbohidratos, pero carece de otros nutrientes esenciales. Para suplirlo, la mayoría de las cigarras se sirven de las bacterias Sulcia y Hodgkinia, dos endosimbiontes que viven en el interior de sus células, ofreciéndole los nutrientes de los que carece su dieta. Sin embargo, en las cigarras japonesas no había ni rastro de Hodgkinia, a pesar de que ofrecía moléculas fundamentales que Sulcia no producía.
Las células donde deberían estar las bacterias de Hodgkinia estaban ocupadas por un hongo, pero no por uno cualquiera, sino por un Cordyceps, un género de hongos especializado en controlar a los insectos. En este caso, se trataba del Ophiocordyceps unilateralis, famoso por controlar a las hormigas desde dentro mediante una red de filamentos. De esta manera, hace subir a las hormigas por los troncos de los árboles, agarrarse con sus mandíbulas a la parte inferior de una hoja y atraviesa su cabeza con un tallo por el que expulsará sus esporas.
Dado que todas las cigarras japonesas lo tenían, se descartó que fuera una infección. Sin embargo, se plantea que, debido a que las cigarras pasan mucho tiempo bajo tierra, son propensas a ser parasitadas por hongos. Como hay hongos Ophiocordyceps especializados en parasitar cigarras, es probable que una cepa más débil de estos cronificara su acción, llegando a coexistir por medio de la simbiosis.
La presencia del hongo parásito podría suponer una situación ventajosa respecto a los congéneres no japoneses de la cigarra. La bacteria Hodgkinia suele dividirse en varias docenas de microbios que contienen los genes de su ancestro repartidos entre sí. Estas necesitan estar juntas, porque por separado no pueden sobrevivir y, si estas no lo hacen, tampoco lo hará la cigarra. Estas bacterias pueden dividirse aún más, fracturando más si cabe el material genético inicial y arriesgándose a no poder producir los nutrientes necesarios para la cigarra. Por lo tanto, las cigarras japonesas obtienen los nutrientes de un parásito generalmente dañino sin el riesgo de ver reducida su producción.
Esta relación no es única en el mundo, ya que existe una relación similar entre los saltahojas ( Fieberiella septentrionalis, Graphocraerus ventralis, Orientus ishidae y Cicadula quadrinotata) y los hongos Ophiocordyceps.
Fuente: The Atlantic.