Revista Coaching

Las cinco experiencias de la humanidad

Por Rosehill
Extracto del 2º libro de diálogos con Judith.

A veces creo que estoy buscando en mi vida una gran experiencia, algo trascendental o místico que la cambie, el salto cuántico, el paso a una nueva dimensión, la prueba irrefutable de que todo lo que creo sí existe, la comprobación de que no estoy sólo en el universo, la gotita de agua que me permite saborear el océano del que provengo. Busco, busco, busco… consciente e inconscientemente el contacto con otras realidades. Deseo conocer aspectos diferentes de mi mismo y de la creación que sean fantásticos, que enriquezcan y cambien mi vida.

¿Por qué tengo ese deseo de encontrar algo que cambie tanto mi vida o por qué creo que algo puede cambiarla? ¿Es quizás porque ya sé a dónde va la humanidad y al compararlo con mi vida actual creo que todo es ciertamente….aburrido?

En tu vida no escoges por fortuna sino que más bien la fortuna es siempre tu compañera de camino. Nada de lo que te acontece puede ser visto como un paso atrás en tu evolución, aún cuando creas que es mucho más bajo respecto a lo que esperas vivir.

Conócete a través de los impulsos de tu corazón. Explora la grandeza de tu interior en el cosmos. No te limites a creer que tu camino acaba de empezar pues tu camino es el camino de millones como tú que siguen tus pasos y también el de los que ya han pasado por donde ahora tú caminas. Sois la expresión de mi conciencia en su paso por la tierra. Sois los hijos de la tierra en el escenario perfecto de su evolución hacia mi encuentro. Subid, subid más alto porque aquí os espero y no existe otra forma de llegar a mí.

¿Cómo puedo llegar a esa experiencia?
¿Debo buscarla en determinadas técnicas o prácticas o asistiendo a algún curso?
¿Debo explorar por mí mismo las posibilidades?
¿Qué tengo que hacer o qué tengo que ser para acceder a ella de forma voluntaria?

Sabes bien dónde se encuentra. Sólo tienes que escuchar bien aquello que más resuena en tu interior.

Desear tener esa experiencia te llevará indudablemente a tenerla, pero te alejará de lo que ahora ya estás teniendo. Es preciso que entiendas que tu más alto propósito está aquí en la tierra y no en los cielos en los que deseas adentrarte, o de lo contrario no te encontrarías donde ahora estás. El equilibrio de las fuerzas se consigue con la práctica, dícese experiencia, y el conocimiento, dícese información, de lo que puede hacerte vivir tu propósito más alto.

La primera de tus prácticas está en el amor. Practica y cultiva el amor de Dios que hay en ti para luego sentir como abrazas una nueva forma de existir.

La segunda de tus prácticas está en reconocer que estás aquí. Es decir, honrar tu experiencia vital y las condiciones que la rodean sin importar el grado de satisfacción que te aportan en este momento.

La tercera de tus prácticas está en la búsqueda de tu verdad y es allí donde conoces el camino que te aguarda. No existe otra forma de entender el mensaje divino que llevas en tu interior. Tu búsqueda personal comienza a dar sus frutos en el momento en que reconoces que tienes algo que dar a los demás.

Ciertamente el camino espiritual se tiñe de momentos dolorosos no porque tenga que ser así, sino por lo limitado que es el entendimiento que tienes de la propia experiencia. Tu voluntad se tiñe de egoismos y de pensamientos tóxicos que no contribuyen a hacerte valer como quien verdaderamente quieres ser.

Luego tu cuarta experiencia o práctica será limpiar tu camino de pensamientos y temores que no te dejan ver quien realmente eres.

El quinto y último momento de tu gran experiencia simplemente OCURRIRA, y es el encuentro con Dios. Es algo que te ocurre todos los días, pero no alcanzas a ver porque aún no has dejado de mirar en otra dirección.

Tu verdadera búsqueda personal no es otra que vivir tu unión con Dios y es algo cuya experiencia te está reservada a ti y a toda la humanidad. No te preocupes por ello, te aseguro que así lo vivirás.

Cuánta razón tienes. Buscamos grandes experiencias aquí o en otros mundos. Buscamos otros mundos en nuestra experiencia cotidiana y nos olvidamos de todo aquello que nos define a nosotros mismos y a nuestra realidad. Una vez más nos complicamos nuestras vidas creyendo que la vida no está aqui sino en “otro lugar”.

Tu eres la vida y la vida está en ti. Nada puede alejarte de esa gran verdad.


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