Andrea Coa.
EL ESCUÁLIDO ANÓNIMOSentada en un centro comercial en Valencia, se me acercó un tipo muy bien vestido que me conoce a pesar de que en mi vida le he visto y me dijo:
_“vieja chavista, ya estás celebrando el supuesto triunfo de Abril, ¿verdad? Por el ventajismo de su candidato sobre el nuestro.
Lo miré perpleja porque parecía fuera de sí, con los ojos cruzados, desenfocados y una respiración irregular. Un tic nervioso lo obligaba a sacudir por momentos la cabeza mientras se chupaba unos mocos inexistentes.
_Si, no te hagas la inocente -dijo- he visto tu foto y he leído la basura que escribes, haciéndote la bruja sin conocer la hierba. Por primera vez en la vida voy a ser sincero con un chavista, porque no podrán impedir lo que va a ocurrir, porque fue planeado en los E stados U nidos, que no por estúpidos son los amos del mundo.
Abrió la mano derecha y fue señalando uno a uno los dedos, mientras me detallaba las “trampas” de los chavistas.
LAS TRAMPAS DE LOS CHAVISTAS
1. Chávez le levantó la mano a Maduro
Es muy sabido que todo candidato a quien Chávez le levanta la mano, gana; y el mico lo hizo:
mandó a votar por Nicolás Maduro, para no dejarnos la oportunidad de ponerlos a pelear unos con otros, con la esperanza de aprovechar la abstención por dudas y lograr un triunfo, aunque sea por un solo voto, para hacer lo que queremos: Acabar con este comunismo que desperdicia el dinero dándoselo a los pobres en vez de entregarlo a empresarios que los convertirían en oportunidades de empleo y prosperidad verdadera, porque todo trabajo que no hace rico a algún millonario, no es productivo. Ese Chávez ni muerto deja de echar vainas. Se puso a elegir a un autobusero como sucesor porque sabe que no se va a vender a nosotros, y porque como pata en el suelo que es va a favorecer a los pobres. Sólo en un comunismo como este un autobusero puede ser presidente del parlamento, canciller, vicepresidente y hasta presidente electo de la República.
2. El CNE hace trampas para que gane el mismo gobierno
Las trampas que hace están claras, pero no lo quieren reconocer:
a) Se niegan a quitar las captahuellas para impedir que votemos varias veces. ¡Así nunca podemos ganar!
b) No le prohíben a Maduro y su combo que gobiernen. Entregando viviendas, tantas obras, y manteniendo viva la esperanza de que lo que no han hecho lo harán pronto, están haciendo la campaña electoral más efectiva que se ha conocido nunca. Así perdemos.
c) Computarizan las elecciones para que no podamos meter puñados de tarjetas, ni exigir a nuestros obreros que nos muestren por quién votaron bajo amenaza de despedirlos; acabaron con el “acta-mata-votos”
d) Producen un resultado rápido antes de que nos las podamos arreglar para alterarlo a nuestro favor. ¿Cómo vamos a ganar, ah?
f) Viven en campaña permanente para que la gente acepte los resultados de las elecciones, impidiéndonos que los desconozcamos y armemos la flatulencia del siglo. ¡Eso es trampa!
3. No dejan que Chávez descanse en paz.
A Chávez hay que enterrarlo bien hondo, tapar su retrato y nunca más nombrarlo porque si no, a pesar de todo el esfuerzo nanotecnológico de liquidarlo sin pagarlo, lo que habremos hecho será darles un mártir, no solo a Venezuela sino a los pobres de todos los países del mundo. ¡Déjenlo morir también en sus pensamientos! Si no lo hacen, ¿Cómo vamos a poder derrotar ese socialismo que quieren imponer esa turba de monos? En un principio pensamos que muerto Chávez, se acababa el chavismo, porque los pueblos tienen mala memoria y se olvidan enseguida, sobre todo si les ponemos propaganda subliminal en los programas de televisión que son tan infalibles, que ponen a un recoge latas a defender el capitalismo como si de un magnate se tratara. Así que la consigna de “no nombren a Chávez” es irrenunciable.
4. Se la pasan dándole publicidad a sus obras y misiones por la cadena de medios del Estado. Si eso no es ventajismo, ¿qué es? Mientras los pobres, que son la mayoría, sigan viendo eso, van a seguir ganando, aunque nos hayan dejado Globovisión para que pueda programar a tantos pobres haciéndoles creer que nosotros somos los buenos y que lo malo es tener beca, universidad, trabajo con todas sus prestaciones, pensiones de vejez, viviendas que les lanzan a los pobres para tenerlos comprados. ¿Es o no es ventajismo?
5. ¡Y no es la última! Se burlan de nuestro candidato, llamándolo burguesito, sugiriendo que se droga ¿por qué si no, lo iban a retar a hacerse un examen toxicológico? Inventan el infundio de que no sabe hablar, que no conoce el país, que está vendido con los EE U U, al que llaman irrespetuosamente “imperialismo” ¿Acaso no tiene derecho a elegir a sus amigos, visitarlos y complacerlos? No entienden que aunque es un empleador no es un patrón explotador, no, supieran ustedes lo regaladas que son las entradas a Cinex, que pudieran valer el doble, pero el gobierno se empeña en no dejarlo subir. Se quejan de que tiene apartamento en Manhattan. ¿Acaso no es millonario? ¡Cochina envidia! de los igualados esos chavistas, que lo que merecen es vivir en ranchos, trabajar para nosotros y aceptar lo que le paguemos, “mamarse” que vengan nuestros amigos del Norte y de Europa a terminar de bajarlos de los árboles para civilizarlos y mientras tanto, nuestros socios hagan dinero, que es el único motivo por el cual vale la pena vivir, aunque los chavistas anden hablando de estupideces como solidaridad, amistad, ayuda mutua, beneficios sociales para todos, que no son más que sueños de pobres. ¡Puah!
Dicho esto, mi interlocutor se levantó de la mesa donde estaba sentado y antes de irse me dijo con sorna:
_Ahí les dejamos unos diputados retirando el apoyo a Capriles, y una buena pelea con los adecos. Diviértanse, je, je. Lo que ustedes no saben es que todo está calculado por nuestros asesores en los Estados U nidos. Cuando se retire el candidato, si por fin nos dan la orden de hacerlo, o cuando se forme el problemón que tenemos planeado, si algo falla, no vamos a dejar esa Asamblea Nacional sin representación nuestra, como la vez pasada.
Se puso el dedo en la frente e hizo un gesto grandilocuente, dio media vuelta y se fue sin despedirse.
Yo guardé silencio. Él lo había dicho todo.