De izquierda a derecha las emociones del votante:
Creer promesas, Depositar ilusiones, Mostrar indignación
En la mayoría de los países democráticos, todo proceso electoral pasa por tres etapas claramente diferenciadas que se repiten una y otra vez… cada vez que se vota. El político diseña el primer paso, el votante ejecuta el segundo y el ciudadano –antes votante– llega con el tiempo a la tercera etapa. Esta última situación produce tensión, indignación o aceptación.
Agotado el mandato electoral, se vuelven a repetir las tres etapas anteriormente mencionadas: "Prometer, ilusionar e indignar", lo que se conoce en la jerga de los candidatos como "Política del ping y del pong".